Abandonad toda esperanza

Hazañas verídicas

Abandonad toda esperanza, salmo 315º
En los últimos meses está resultando ser una verdadera hazaña comprar un tebeo que no esté escrito por Hernán Migoya, al que recordarán por ser el autor de Todas putas (y ahí queda mi contribución para que el sambenito se siga perpetuando injustamente): ahora mismo se me ocurren cinco novedades que cuentan con sus historias, inspiradas en motivos tan variopintos como una saga cinematográfica de éxito (que ya comentamos la semana pasada), un clásico de las letras catalanas -Terra baixa de Àngel Guimerà-, unos tebeos de la posguerra o un suceso dramático real.

Empecemos por este último caso, una novela gráfica que se pone a la venta hoy mismo y que yo, privilegiado que es uno, ya he tenido la suerte de poder catar... Plagio (El secuestro de Melina), que supone la última colaboración de Migoya con Joan Marín y el fruto de varios años de documentación y trabajo conjunto, es un cómic basado en hechos reales: el 4 de diciembre de 1997, en Lima, Perú, una adolescente es secuestrada al salir de su casa en dirección a la Universidad. Con los ojos vendados y dentro de una maleta pasará del coche de los secuestradores a una habitación destartalada en la que permanecerá retenida varios días, hasta que se produzca el desenlace del suceso. Una década y media más tarde, y a partir de los informes policiales y las declaraciones de los implicados, los autores reconstruyen los hechos y arman un reportaje gráfico al estilo de los popularizados por el gran Joe Sacco; tanto es así que al final del volumen se recoge parte del trabajo previo incluyendo reproducciones de documentos oficiales. Pero al final la fuente de información más relevante ha sido la de la propia secuestrada... Su secuestro tuvo un final feliz, sí, y no es spoiler: años después conocería a un español llamado Hernán Migoya, con el que acabó casándose y que convirtió el episodio más amargo de la vida de su esposa en un espléndido tebeo muy a tener en cuenta.

Si esto les ha dejado el corazón en un puño, prueben con las Nuevas Hazañas Bélicas que medio siglo después de la aparición de las originales, aquellos cuadernillos inaugurados por Boixcar y de tanto éxito en la España de los 50, regresan a la actualidad con guiones, cómo no, de Migoya, y dibujos de un plantel envidiable de ilustradores: Bernardo Muñoz, Perro, Diego Olmos, el citado Marín y ese pedazo de artista que es José María Beroy... por no hablar de Miguel Gallardo y Daniel Acuña como portadistas de excepción. Los editores Joan Navarro y Félix Sabaté, en colaboración con los autores, han tenido el acierto de inaugurar dos series, la azul y la roja según el bando que protagonice cada una, e incluir a modo de regalo en su interior un cuadernillo apaisado que respeta el formato de la añeja colección original. Dos álbumes que, ahora sí libres de toda censura, están protagonizados por soldados españoles y no norteamericanos, y que aunque pueden leerse por separado resulta más fructífero disfrutar juntos: ambos, cada uno a su manera, cuentan la historia de una venganza, pero si la amarga historia que nos cuenta el álbum azul puede recordarnos a aquella Ms. 45 que dirigiera Abel Ferrara, el mucho más desvergonzado relato rojo remite a la revisión histórica de Malditos bastardos de Quentin Tarantino.

Mi más sincera recomendación para ambas obras. Por lo demás, les prometo que cuando en un par de semanas les vuelva a hablar de cómics, será de cómics que no estén escritos por Hernán Migoya. Si puede ser, claro. Que igual no.

Plagio (El secuestro de Melina) y Nuevas Hazañas Bélicas están editados por Norma y Glénat-EDT respectivamente.

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