Historia abreviada de un talento portátil
Abandonad toda esperanza, salmo 148º
El pasado lunes, leyendo un periódico de tirada nacional a una hora tan inglesa como es la del té -pero que por razones laborales me veo obligado a adelantar un par de horas respecto de nuestros vecinos británicos-, se me aguaba la infusión al enterarme del triste fallecimiento de Ignacio Soldevila, uno de los más competentes historiadores literarios de los que este país haya podido presumir jamás... aunque los últimos años de su vida los pasara en Canadá.
El arriba firmante le debe a este miembro correspondiente de la Real Academia Española experto en la obra de Max Aub una de las mejores y más productivas asignaturas cursadas de su doctorado en ciernes, protagonizada por la literatura española de la segunda mitad del siglo XX. Durante las dos últimas décadas Soldevila, pese a vivir en el continente americano, pasaba largas temporadas en Alicante impartiendo cursos de estudios superiores en la Universidad.
A estos cursos llegó un servidor no demasiado convencido pero empujado por un par de compañeros y colegas, de estudios y de profesión. Finalmente, aquella época trajo consigo, entre otros placeres, el obligarme a mí mismo, vía quehaceres académicos, a imbuirme en la poesía referencial de Pere Gimferrer, en la prosa alucinógena de José Lezama Lima, en la sana locura de Gómez de la Serna, el amigo Ramón. Pero fue Ignacio Soldevila quien me impulsó a dedicar un extenso trabajo a la obra de Enrique Vila-Matas en general y a su Historia abreviada de la literatura portátil en particular. Contento por el resultado solicitó mi permiso para utilizar dicho ensayo en sus clases, algo a lo que accedí de inmediato henchido de orgullo. A estas alturas todavía no sé, y probablemente ya nunca lo sabré, si llegó a utilizarlo, o si aquella conversación fue tan solo una manera de animar a seguir trabajando a alguien que no pasaba de ser un alumno aplicado y conmovido por el talento, portátil como la literatura shandy de Vila-Matas, de un gran maestro.
Por cierto, y como suele ser habitual en el inicio de la temporada alta tras las vacaciones veraniegas, el siempre genial Vila-Matas regresa a la mesa de novedades con Dietario voluble, una novela, o un ensayo, o vaya usted a saber, que como siempre ocurre dentro de su producción resulta difícil de catalogar y trae de cabeza a los libreros que colocan las novedades por categorías o géneros literarios. En breve espero poder comentarles algo de primera mano acerca de este libro, una obra a buen seguro espléndida que el maestro Soldevila ya no podrá disfrutar.
Ignacio Soldevila Durante falleció el pasado 19 de septiembre de 2008 en Quebec (Canadá), a la edad de 79 años.