Cita con las Citas

Historia silenciosa

Personas que día tras día labraron sus tierras y sus vidas levantándose antes que el sol, víctimas de cobros injustos y violentos las más de las veces…

Desarrollándose la guerra en Cuba –cuando aún no había sido el Desastre– Miguel de Unamuno en el número seis de la revista Ciencia Social publicaba un artículo titulado "La crisis del Patriotismo". Corría el año 1896 y el escritor denunciaba el patrioterismo reinante advirtiendo que la Prensa de la mentira había dado suelta a la patriotería hipócrita. Ciencia Social estaba dirigida por el anarquista Anselmo Lorenzo.

En aquellas circunstancias, Unamuno reflexionaba sobre la historia para reivindicar el protagonismo de las clases populares; como más tarde Bertolt Brecht en el difundido poema "Preguntas de un obrero que lee". Por su parte Unamuno consideraba:

Es una de las concepciones más erróneas la de estimar como los más legítimos productos históricos las grandes nacionalidades, bajo un rey y una bandera. Debajo de esa historia de sucesos fugaces, historia bullanguera, hay otra profunda historia de hechos permanentes, historia silenciosa, la de los pobres labriegos que un día y otro, sin descanso, se levantan antes que el sol a labrar sus tierras y un día y otro son víctimas de las exacciones autoritarias. Se les saquea el fruto de su trabajo y se les lleva los hijos a matar a quienes ningún daño les han hecho, ni en nada les dificultan su perfeccionamiento.

¡Cuántas veces la historia bullanguera nos oculta la historia silenciosa que es la historia de los nuestros! La historia, por ejemplo, de Joaquín Marco Hernández o Concepción García Díaz o Josefa Pérez Cabanes o Mateo Amorós Tomás o… Personas que día tras día labraron sus tierras y sus vidas levantándose antes que el sol. Víctimas de cobros injustos y violentos las más de las veces.

(Votos: 5 Promedio: 5)

Un comentario

  1. Gracias, hermano.
    Bonito homenaje a nuestros abuelos y, con ellos, a todos los que ocupados en las tareas del campo en nuestra ciudad, trabajaron sus tierras con el miedo atroz a esos cobros abusivos que mencionas y al «cobro artero» de una tormenta de piedra imprevisible e implacable que arruinaba el trabajo de todo un año. Pero todos ellos siguieron arrancando lo mejor que la huerta villenense tenía a bien proporcionarles, silenciosamente y sin perder la ilusión.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba