Jornada de Reflexión
Mañana, día de san Alfredo, es el que dedicamos a la reflexión previa a emitir nuestro voto. ¿Cómo dice? Ah, que mañana no es san Alfredo
ya, ya, yo me entiendo. Y sobre la reflexión es sobre lo que yo quería hablar. Me parece un poco estúpido eso de prohibir hacer campaña el día antes de las elecciones, me lo parece a mí y a algún que otro político también, vayan a creer. Además, aunque no se escuche nada en los medios, basta salir a la calle y encontrarse los carteles pegados por las paredes y, sobre todo, tirados por el suelo.
No crean, no es ninguna tontería. En estos días de viento, había decenas de carteles por las aceras y tuve verdaderos problemas para pasar por una de ellas intentando no pisar a ninguna de las que aparecían en dichos carteles. Aquí no voy a pisar, ¡qué pensaría Vicenta si me viese!, y a Cate tampoco, si hacía un rato que la había saludado en un semáforo, me daba no sé qué pisar su foto. En fin, que aquello parecía más el juego ese del twister.
Volviendo a la reflexión, mañana es el día. Pero mucho me temo que, sea cual sea el resultado del domingo, para algunos (y algunas, claro) va a ser el primer día de cuatro años de reflexión. A la pregunta ¿Qué hemos hecho mal? debería seguir una autocrítica sincera y constructiva, sin complejos. Un análisis profundo de los errores cometidos y ser capaces, de verdad, de escuchar el mensaje que el ciudadano haya transmitido vía urnas. Esto es fundamental.
Si este ejercicio lo han de hacer quienes hoy gobiernan, sugeriría, si yo fuese quien para dar consejos, que no se escuden en golpes de efecto o promesas que no se pueden cumplir porque, estoy convencido, en el fondo el ciudadano habrá valorado mucho más que eso. Lo digo intentando ser todo lo objetivo que puedo. Y un dato objetivo es que el PP, en asuntos de extrema importancia, se ha mantenido firme desde el principio. Trasvases del Ebro y del Júcar son ejemplos que en muchos de los ciudadanos están pesando como losas.
Podrá decirse, como de hecho se dice, que el proyecto presentado por el PP sobre la rehabilitación de la plaza de toros no deja de ser, de momento, nada más que un sueño. Un sueño que cuenta con el compromiso de Camps para su financiación y de dicho compromiso le pediremos cuentas, si llega el caso. Pero ese proyecto, ese sueño, ha tocado las fibras a mucha más gente de la que algunos pensábamos.
Al final, de lo que se trata es de sumar y en este sentido, con sus errores, que los ha habido, hay que reconocer que el PP ha sumado más que restado. No, no se puede hablar de política populista sinode política de proximidad y de permeabilidad ante los problemas de los vecinos. Y eso suma.
Eso suma, sí, y eso es lo que yo entiendo por Participación Ciudadana, aunque no sea técnicamente válida la afirmación, el ciudadano es el que vota y si llegadas las jornadas de campaña electoral montamos chiringuitos para escucharles, me pregunto por qué razón no se ha hecho lo mismo mientras duraba la legislatura. 7.000 firmas de un lado y 4.500 de otro son muchas firmas en contra como para obviarlas, como para pensar que no hay razón en sus reivindicaciones. Seguramente esto va a pesar mucho en las urnas el próximo domingo y en torno a esto y a muchos otros asuntos de mayor calado que sólo incumben a los propios partidos a nivel interno, es donde debe girar buena parte de la reflexión que se realice.