La Pirámide Maslow (Observaciones)
No les voy a hablar de la Pirámide Maslow, al menos no en esta columna de hoy, tan sólo contarles una teoría que me surgió a raíz de un estudio didáctico en cuyo ejercicio trataban de hacernos comprender el funcionamiento de la misma así como los análisis D.A.F.O. aplicados a las empresas o cualquier entidad organizada. Un compañero me dijo que dicha pirámide se parece mucho a otra idea suya que, a partir de ese momento, la denominamos La Pirámide de la Incompetencia. Y juntos elaboramos la teoría que les muestro a continuación.
Una persona, en base a sus acciones, escalará puestos en esta pirámide hasta alcanzar su grado máximo de incompetencia. Es decir, un individuo (o individua), imaginemos que accede a un puesto de trabajo, sea en una empresa o en un ente como, por ejemplo, un partido político, quedándonos con este último ejemplo tenemos muchos más factores de estudio. En dicho ente o partido político, accede como militante de base. Al cabo del tiempo, generalmente a base de codazos lo que vulgarmente se conoce como trepa, crea círculos de amistades que comparten intereses (tocar Poder o simplemente un sueldo) y el individuo (o individua) prospera en dicha pirámide pasando, por ejemplo, a formar parte del núcleo de Poder o entrar en una lista electoral. Aclaremos que en una empresa privada, por regla general, se asciende por méritos y eficiencia profesional, aunque el resultado final suele ser similar.
Siguiendo con el próspero político (o política), sus acciones continuarán, y dependiendo del peso que pueda alcanzar el Lobby creado en el interior del partido, podrá seguir evolucionando y subiendo peldaños en dicha pirámide. Es decir, si has demostrado ser bueno o tienes tragaderas pasas a la siguiente ronda, porque este piso se te queda pequeño. En la empresa sería algo así como estás mucho mejor cualificado de lo que tu puesto exige, por lo tanto te ascendemos.
Y así, paso a paso, acción a acción, logramos ir ascendiendo en esta pirámide hasta que el piso al que llegamos se hace más y más grande con respecto a nuestra capacitación y también el antaño importante peso específico de nuestro grupo de Poder, control y coacción del resto, deja de ser tan representativo y por tanto, la pelea es ahora contra codos mucho más fornidos que los nuestros. Como hemos basado nuestro crecimiento en cualidades artificiosas, es fácil que las mismas comiencen a estallar como los cohetes del día 7 de septiembre. Así, cuando el individuo (o individua) alcanza ese piso, más o menos elevado, en la Pirámide de la Incompetencia, surgen los problemas y estos problemas comienzan a soltar chispas cuando te enfrentas a personas que, estando en el mismo piso que los anteriores, no han alcanzado su punto máximo en la pirámide.
Pongamos en mente un par de ejemplos al azar. Si seguimos hablando de políticos, alguien puede llegar a un puesto con cierta relevancia y que, a todas luces, le viene grande, es decir, ha alcanzado su grado máximo en La Pirámide de la Incompetencia, en otras palabras, en su actual puesto es completamente inútil. En dicho piso se encuentra a personas mucho más capaces y formadas, incluso le han podido acompañar en el viaje por la pirámide, pero ellas no han alcanzado, ni mucho menos, su punto máximo. El incapaz tratará de echar a su rival del piso con las mismas artes con las que llegó hasta su punto máximo de incompetencia, pero ya no le servirán, pues todo el mundo verá que, en efecto, está en su último peldaño. Ha llegado al final de su carrera, que ha podido ser fugaz o no.