La primera en la frente
Que la victoria abultada del PP en las pasada municipales era inesperada, era algo que todos sabíamos. Siempre estará el típico que andará con el banderín alzado diciendo: Yo lo dije, yo lo dije, pero no, si lo dijo fue como la cena que me jugué con unos amigos a que Agredas sacaba 4 concejales
vamos, una fantasmada propia de barra de bar. Si suena la flauta es que soy un sabio y si no suena, me tocará soltar una buena suma de euros pagando unas viandas de las que disfrutarán los amigos a mi costa. ¡Menos mal que Gabi es buen amigo y me ha perdonado el marisco!
El caso es que miren si no era inesperada la victoria que alguno de los concejales entrantes, caso más espectacular el de Evaristo, no tenían previsto el eventual abandono, aunque sea temporal, de sus respectivos puestos de trabajo. Creo que la razón expuesta, la argumentación a la renuncia al acta de concejal de Evaristo, es el mal menor de todos los que pasaron por mi mente en el momento en el que me enteré y que, todo sea dicho de paso, fue mientras repasaba la prensa en mi descanso en un hotel de Bilbao. Lo digo por lo que viene después.
Lo primero que pensé es que Celia tiene tablas suficientes como para hacer frente a este tipo de situaciones porque, yo lo he visto, no es la primera vez que personas muy cercanas se han bajado del barco que capitanea la propia Sra. Lledó. Y en todos los casos he visto que, al menos aparentemente, las bajas sufridas han sido repuestas inmediatamente por personas tan válidas o más que las que se marchaban. Si atendemos a los resultados cosechados, cuando digo al menos aparentemente, debería decir que estas sustituciones se han realizado con alto grado de acierto. El tiempo, implacable juez, dirá si esto es así o no.
En cualquier caso, el planteamiento debe resultar complejo: si yo diseño un programa para ganar unas elecciones y para desarrollar un buen trabajo para mi ciudad, me preocupo de encontrar al mejor equipo posible para su ejecución. Encontrado dicho equipo y llamados a filas los elegidos, entiendo que cada uno sabe de antemano a qué puesto irá. Doy por sentado que esto fue así y los nuevos concejales ya sabían de sobra los puestos que iban a ocupar dentro del proyecto. Esta certeza me libera de un mal pensamiento sobre la renuncia de Evaristo, me tranquiliza en cierto modo.
Pero sigo preguntándome qué encajes de bolillos habrá tenido que hacer Celia para que el proyecto no se resienta al faltar, en mi opinión, uno de los mejores de la lista. Ojala, por el bien de Villena, Celia vuelva a acertar.
Y discúlpenme por hacer la, aparentemente estúpida, comparación que voy a hacer. En estos días en los que he estado en Bilbao, he tenido ocasión de charlar con un buen amigo del Partido Popular de Euskadi, hemos hablado sobre el resultado de las elecciones y curiosamente en Algorta se ha dado un empate a 10 entre PNV y PP. ¡Qué cosas!
Tras contarme esto, le conté la goleada del PP en Villena y lo que, a mi juicio, fue la estocada a la campaña: la Plaza de Toros. Le conté lo del video y la promesa de Camps
y le enseñé por Internet algo de todo esto. Los foros le llamaron mucho la atención y me dejó helado, una vez más, cuando a modo de reflexión me dijo: ¡Cómo me gustaría a mí tener como mayor preocupación la restauración de una plaza de toros!