Fiestas

La Retreta

“La Retreta es único acto de nuestras fiestas en el que no existen normas y en el que los festeros pueden vestirse como quieran, hacer lo que deseen y criticar a quien gusten y como gusten...”

El día 7 a las 10 de la noche se celebra el desfile de la Retreta. Paralelamente al término militar “Diana”, la “Retreta” era el último acto del día para todas las comparsas. En un alarde de ironía e imaginación, los festeros sustituyen sus atuendos por disfraces más jocosos, siempre dominados por la crítica y sarcasmo hacia la actualidad y el poder dominante.

La Retreta, que tiene un origen militar, como las dianas, y es un desfile paralelo e inseparable de éstas, cumple una función fundamental dentro de las Fiestas de Moros y Cristianos, aunque en apariencia no tenga nada que ver con ellas. Lo que ocurre es que se trata de una función sociológica y hasta psicológica. En efecto, dentro de las tres funciones básicas que tienen las Fiestas de Moros y Cristianos, la histórica-tradicional, la religiosa y la lúdica, esta última, que es especialmente importante en Villena, supone una auténtica desinhibición de la personalidad, un olvidarse de los problemas de todo el año y de las normas sociales cotidianas para permitir que nuestros sentimientos más profundos y nuestra auténtica personalidad afloren a la superficie de nuestro comportamiento sin las trabas y los obstáculos que nos lo impiden el resto del año. Y a ello contribuyen poderosamente los tres elementos básicos de la fiesta, los trajes, la música y la pólvora, es decir, el ir vestido de otra manera, el desfilar por la calle al ritmo de la música y el disparar los arcabuces. Sin embargo, durante nuestras fiestas también hay normas, distintas de las del resto del año, pero normas al fin y al cabo, y esas normas eran mucho más severas en el siglo pasado, cuando apareció la Retreta, porque las fiestas de entonces tenían un carácter militar mucho más marcado que ahora. En efecto, hay que vestir un traje determinado, y no otro, hay que desfilar correctamente, etc., etc., por lo que la desinhibición de la personalidad no se realiza de una forma completa.

Sin embargo, la Retreta es el único acto de nuestras fiestas en el que no existen normas y en el que los festeros pueden vestirse como quieran, hacer lo que deseen y criticar a quien gusten y como gusten, o por lo menos podían hacerlo hasta hace dos años, en que se reestructuró dicho acto festero con el fin de favorecer el espectáculo. Por ello, la retreta es el único acto festero en el que se produce una desinhibición total de la personalidad y, por lo tanto, el único que cumple de forma plena la principal función sociológica y psicológica que tienen nuestras fiestas, función que en definitiva es la que determina que las disfrutemos o que no las disfrutemos, que nos gusten o que no nos gusten, y por tanto, es la que nos mueve a que participemos en ellas todos los años y a que las esperemos con ansiedad.

La primera referencia a la retreta en Villena aparece en el programa de 1884, aunque, al igual que en el resto de España, debió celebrarse con bastante anterioridad. La palabra retretra viene del francés “retraite”, y se define como una fiesta nocturna en la cual recorren las calles tropas con faroles, música, carrozas, etc.

A partir de 1714 se tomó como un acto festivo con carácter popular para conseguir un acercamiento al pueblo. Era un acto de cortesía que una guarnición de soldados ofrecía a la villa en que se encontraba. Este intento de acercamiento al pueblo tenía su explicación política después de la victoria de Felipe V, especialmente en las ciudades que habían luchado contra él en la Guerra de Sucesión, apoyando al archiduque Carlos de Austria, como era el caso de Cataluña y el País Valenciano. Al principio, la gente esperaba en la calle para verla pasar, pero después empezaron a acompañar a los soldados en su recorrido por el pueblo. Esa fiesta se fue asimilando a las fiestas mayores, y por tanto, a las Fiestas de Moros y Cristianos, donde se integró plenamente siendo en muchas poblaciones el primer acto oficial de las fiestas.

Una reminiscencia de su origen es el “farolillo”, que tanto en Villena como en otros lugares es obligatorio para todas las comparsas, hasta el punto de que en Ibi la retreta se denomina el desfile del “farolet”. Procede del farol que llevaban los soldados que hacían la retreta para alumbrarse, al hacerse por la noche. Al aumentar la afluencia de público, se tuvo que elevar en un mástil, como aparece en la actualidad. Concretamente en Villena, no hay ninguna referencia a la retreta en el informe de 1868, aunque ello no quiere decir que no existiera, porque no es un acto propiamente de Moros y Cristianos.

En 1884 ya consta en el programa de fiestas una retreta el día 6 a las nueve de la noche y el día 9, en lugar del día 7 a causa del alargamiento de las fiestas hasta el día 10 al celebrarse ese año el IV centenario de la aparición de la Virgen. Los demás años la retreta se celebraba los días 6 y 7 a las nueve de la noche. En 1886 se dice textualmente en el programa de fiestas: “Después de hecha la retreta de costumbre”, de donde se deriva la antigüedad de este acto. Igualmente se detalla que “tocarán retreta todas las bandas militares”. En 1912 se especifica el recorrido. Partiendo de la plaza de Santiago, recorría las calles de Ramón y Cajal, San Sebastián (calle Ancha), San Cristóbal, Arena, Avenida de Chapí, San Francisco, Cánovas del Castillo (antigua del Raso), Joaquín Mª. López, Corredera, Pi y Margall (Nueva), Puerta de Biar, San José, Palomar, Santa María y Mayor.

En 1919 se retrasa a las diez de la noche, volviendo al año siguiente a su horario habitual. En 1923 hubo también una retreta el día 9 al alargarse las fiestas un día más con motivo de la Coronación de la Virgen. De 1926 a 1931 se hace a las diez de la noche, y a partir de 1932 vuelve a las nueve. En 1933 se celebra otra retreta el día 8 a las nueve de la noche. En 1940 y 1941 empezó a las diez de la noche con una duración aproximada de dos horas, ya que en el programa de fiestas se rogó “a los capitanes de las comparsas activen la marcha durante la retreta del día 7 procurando quede terminada a las doce de la noche”. De 1942 a 1946 se retrasa a las once de la noche, terminando a la una de la madrugada. En 1947 empieza a las diez nuevamente, y en 1948 se celebra los días 7 y 9, al alargarse las fiestas con motivo del 25 aniversario de la Coronación de la Virgen, a las once de la noche, lo mismo que al año siguiente. En 1950 y 1951 empieza a las diez y de 1952 a 1969 a las diez y media. En 1955 desaparece la retreta del día 6, que es sustituida por la Cabalgata. En 1961 se retrasa a las once, y de 1962 a 1972 se adelanta a las diez y media. En 1973 queda definitivamente fijado el horario de las diez de la noche. En 1981 se invierte el recorrido, empezando en la plaza de Santiago y terminando en “El Altico”, para no obstaculizar el desarrollo de la Alborada, acortándose en 1986 el último tramo de manera que termina en las inmediaciones de colegio salesiano. El nuevo recorrido es ya el actual: Plaza de Santiago, Mayor, Plaza de Santa María, Palomar, San José, plaza de Biar, Nueva, Corredera, Joaquín Mª. López y Constitución.

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