Salud

Las recaídas, el obstáculo más grande para quienes luchan contra una adicción

La adicción puede tener graves consecuencias para la salud, las relaciones, el trabajo y la vida en general de quienes la padecen

La adicción es una enfermedad crónica que afecta al cerebro y al comportamiento de las personas, provocando una dependencia física y psicológica de una sustancia o una actividad. La adicción puede tener graves consecuencias para la salud, las relaciones, el trabajo y la vida en general de quienes la padecen.

El proceso de recuperación de una adicción es un camino largo y difícil, que requiere de un tratamiento integral que combine medicamentos, terapias y apoyo social. Sin embargo, incluso con el mejor tratamiento, existe el riesgo de sufrir una recaída, es decir, volver a consumir la sustancia o repetir el comportamiento adictivo después de un periodo de abstinencia.

Las recaídas son uno de los mayores obstáculos para quienes luchan contra una adicción, ya que pueden generar sentimientos de culpa, frustración, vergüenza y desesperanza. Además, las recaídas pueden ser muy peligrosas para la salud, ya que el cuerpo pierde la tolerancia a la sustancia y puede sufrir una sobredosis. Por eso, es importante comprender las causas, las fases y las estrategias de prevención de las recaídas, para poder afrontarlas de la mejor manera posible.

Causas de las recaídas

No existe una única causa que explique por qué una persona recae en su adicción, sino que se trata de un fenómeno multifactorial que depende de las características individuales, el tipo de adicción, el entorno y las circunstancias de cada caso. Sin embargo, se pueden identificar algunos factores comunes que pueden desencadenar una recaída, como los siguientes:

  • El estrés: Las situaciones estresantes pueden aumentar el deseo de consumir la sustancia o realizar la actividad adictiva, como una forma de buscar alivio temporal o escapar de la realidad. El estrés puede provenir de diferentes fuentes, como problemas familiares, laborales, económicos, de salud o legales.
  • La presión social: El contacto con personas que consumen la sustancia o realizan la actividad adictiva puede ejercer una fuerte influencia sobre la persona en recuperación, ya sea por imitación, curiosidad o miedo al rechazo. La presión social puede ser explícita o implícita, y puede darse en diferentes contextos, como el familiar, el laboral, el escolar o el de ocio.
  • La complacencia: A veces, la persona en recuperación puede sentirse demasiado confiada y creer que puede controlar su consumo o su comportamiento, sin tener en cuenta los riesgos que implica. La complacencia puede llevar a la persona a minimizar la gravedad de su adicción, a dejar de seguir su plan de tratamiento o a exponerse a situaciones de riesgo.
  • La falta de apoyo: La falta de una red de apoyo sólida puede hacer que la persona se sienta sola, incomprendida y desmotivada en su proceso de recuperación. El apoyo puede provenir de diferentes fuentes, como la familia, los amigos, los profesionales, los grupos de autoayuda o las asociaciones.
  • Las expectativas de resultados positivos: Las expectativas de resultados positivos se refieren a las creencias que tiene la persona sobre los beneficios que le aporta el consumo o el comportamiento adictivo, como el placer, la relajación, la diversión, el alivio o la autoestima. Estas expectativas pueden activarse en situaciones de alto riesgo, como las emociones negativas, los conflictos o las celebraciones, y pueden hacer que la persona olvide las consecuencias negativas de su adicción.

Fases de las recaídas

Las recaídas no son eventos aislados ni repentinos, sino que son el resultado de un proceso que se puede dividir en tres fases, según el modelo propuesto por Marlatt y Gordon (1985):

  • Fase emocional: En esta fase, la persona experimenta emociones negativas, como la ansiedad, la depresión, la ira, la frustración o el aburrimiento, que no sabe cómo manejar de forma saludable. Estas emociones pueden generar un malestar que la persona intenta aliviar con el consumo o el comportamiento adictivo.
  • Fase mental: En esta fase, la persona empieza a tener pensamientos relacionados con el consumo o el comportamiento adictivo, como recuerdos, fantasías, racionalizaciones o justificaciones. Estos pensamientos pueden aumentar el deseo o la tentación de recaer, y pueden hacer que la persona pierda el control sobre su voluntad.
  • Fase conductual: En esta fase, la persona pasa a la acción y vuelve a consumir la sustancia o a realizar el comportamiento adictivo. Esta fase puede ser desencadenada por un factor externo, como la exposición a una señal o una situación de riesgo, o por un factor interno, como una decisión personal o un impulso.



Estrategias de prevención de recaídas

Prevenir las recaídas es un componente fundamental del proceso de tratamiento de las adicciones, ya que permite mantener la abstinencia y mejorar la calidad de vida de la persona. Para prevenir las recaídas, se pueden seguir las siguientes estrategias:

  • Buscar apoyo: La terapia y el apoyo continuo son esenciales para prevenir las recaídas, ya que proporcionan un espacio de ayuda, orientación y acompañamiento en el proceso de recuperación. Mantenerse en contacto con un centro especializado en adicciones, donde se pueda acceder a un terapeuta, un consejero o un grupo de apoyo, puede ser de gran utilidad en los momentos difíciles.
  • Identificar y gestionar los desencadenantes: Reconocer los desencadenantes personales y aprender a manejarlos de forma saludable es clave para prevenir las recaídas. Las técnicas de afrontamiento, como la meditación, el ejercicio, la respiración o la relajación, pueden ser útiles para reducir el estrés y el deseo de consumir. También es importante evitar las situaciones y los lugares que se asocian con el consumo o el comportamiento adictivo, y buscar alternativas saludables de ocio y diversión.
  • Establecer metas realistas: Establecer metas alcanzables y adaptadas a las capacidades y necesidades de cada persona puede ayudar a mantener la motivación y la autoconfianza en el proceso de recuperación. Es importante celebrar los logros, por pequeños que sean, y reconocer el esfuerzo y el progreso que se ha hecho. También es conveniente anticiparse a los posibles obstáculos y planificar cómo superarlos.
  • Educarse sobre la adicción: Aprender sobre la adicción y sus efectos en el cuerpo y la mente puede fortalecer la determinación de mantenerse sobrio y consciente de los riesgos que implica recaer. Cuanto más sepa una persona sobre su adicción, mejor podrá controlarla y prevenirla. Para ello, se puede recurrir a fuentes de información fiables, como libros, artículos, vídeos o cursos.
  • Ser compasivo con uno mismo: Ser compasivo con uno mismo significa aceptarse, respetarse y quererse tal y como se es, sin juzgarse ni criticarse duramente. Ser compasivo con uno mismo implica reconocer que la adicción es una enfermedad que se puede tratar, y que las recaídas son una parte normal del proceso de recuperación, que no significan un fracaso ni una debilidad. Ser compasivo con uno mismo también implica pedir ayuda cuando se necesita, y perdonarse y aprender de los errores.
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