Cartas al Director

Las toses del Chapí

“A la que nadie tose” no estaba. Tal vez por eso el concierto del uno de enero en el Chapí fue un extraordinario y variado recital de toses. A tanto llegó la escandalera de expectoraciones que si el mancebo Fermín (el de la farmacia de Bonastre, en destierro forzoso) se pone en el descanso a vender pastillitas juanolas con la recaudación se compra un cortijo.
No estando ella, todo el concierto fue una alegoría de tosidos allegros y molto vivace. Así, cuando a la batuta del director de orquesta sonaban los compases de la jota de “la Bruja”, los constipados y constipadas (de todo había) que llenaban el teatro Chapí, unidos en alegre chirigota gaditana se ponían a toser como condenaos, sin recato alguno, en reñida competición para ver quien tosía mas alto, de forma mas escandalosa o mas veces por minuto.

Seguramente la mayoría del público viniera del servicio de urgencia de la calle San Francisco y estando, como de habitual, colapsado y con el médico en Las Peñicas, decidieron hacer algo de tiempo en el Chapí para ver si a la salida había menos personal y les recetaban un piscolabis de píldoras de variados colores y fórmulas incomprensibles. Mejor nos hubiera ido a los pocos sanos allí presentes si el personal del Teatro, junto con el programa del concierto, hubiera repartido unas cucharaditas de Flutox a la concurrencia o aplicado unas friegas de “Vipsvaporu” a los más contumaces.

Pero es que además, para mayor enojo, el personal tosía a destiempo, sin seguir el compás, a la remanguillé, como diría el castizo. Y frente a tal atrocidad no puede alegarse ignorancia del programa, pues las piezas que tan bellamente interpretó la Orquesta del Teatro Chapí son conocidas por personas de toda condición, sexo, creencia, comparsa, equipo de fútbol e incluso entre los seguidores de Ripoll, Camps o Luis Aguilé (que con asombro compruebo que existen). Sabiéndose de memoria “la Revoltosa” o el “Danubio azul” es incomprensible como nunca ajustaron su tosiquera al rítmico “chun-chun” o al timbalazo resonante. No, nada de eso, los tosedores del Chapí iban a contrapelo, con toses como metralletas de feria cuando la música deslizaba por notas suaves o con atronadores y profundos carraspeos en la melodía más etérea.

Al desmadrarse la tosiquera, miré instintivamente al palco de autoridades en busca de auxilio y es cuando comprobé que ella no estaba. En el primer piso reconocí al grupo de CAMPestres concejales díscolos, quienes junto a sus parejas, en enternecedora armonía navideña, asistían al concierto de año nuevo. Relajados y seguros en su protegido corralito teatral. Y al persistir en mi observación me percaté de que nuestros ediles eran de los más tosedores.

Supuse que ante su ausencia, dieron rienda suelta a su necesitad de toser, pues no sintiendo la tensión política municipal, cobijados en la tenue oscuridad del teatro y sin otear la presencia de militantes oficialistas en las proximidades, las traviesas CAMPanillas de las gargantas concejiles se relajaron y CAMPantes aprovecharon la coyuntura para CAMPar a sus anchas y toser, toser y toser...como no lo habían hecho desde mediados de diciembre porque, dicen en la peluquería, cuando ella está presente, no hay quien le tosa.

Y tuve la oportunidad de comprobarlo pues, mire usted por donde, también acudí el pasado viernes por la noche al concierto de piano celebrado en el Teatro, donde Marisa Blanes nos ofreció el bello y sentido preludio a los actos musicales organizados por el centenario del fallecimiento del maestro Chapí. Pues bien, esa noche el público tosió muy poco. De forma tenue y contenida se produjeron comprensibles y leves carraspeos al principio o entre cada una de las interpretaciones. Pero la tosiquera general no se produjo. Algo había sucedido en tan sólo una semana. Intrigado miré hacia el palco y pude observar como ella ya estaba en su lugar, en el centro del palco principal y claro…. a nadie de los que le rodeaban se le ocurrió toserle. Y nadie le tosió. Eso es autoridad y lo demás son cuentos chinos.

En todo caso, lo que nos queda por descubrir en los próximos espectáculos es si los que por ahora sólo tosen cuando ella no está, se atreven a toser cuando quien manda ocupa su lugar. Veremos lo que pasa en la programación de invierno.

Fdo: Rafael Román García

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