Si lo prometido es deuda, lo prometido dos veces debería ser una doble deuda; y como concluí mis dos columnas inmediatamente anteriores emplazándoles a un listado de sugerencias para leer y/o regalar estos días, me dispongo a saldarla en las líneas que siguen. Sin más dilación, estas que siguen son mis cuatro recomendaciones para este 2020 que está a punto de finalizar: dos libros y dos cómics, como si de una doble entrega de la sección “Recomendamos” se tratase.
Empezaré con el que me parece uno de los indiscutibles acontecimientos editoriales del año, a la altura de la recuperación de la obra completa de Manuel Chaves Nogales o la antología de entrevistas de The Paris Review... a pesar de que se trate de un volumen único que además no resulta especialmente aparente o voluminoso. Me refiero a la novela de la que ya les hablé someramente la semana pasada al hilo del estreno de Al otro lado del viento de Orson Welles. Y es que precisamente del director de Ciudadano Kane y de uno de sus proyectos inacabados en vida, quizá su proyecto inacabado por antonomasia, trata la novela de Agustín Sánchez Vidal Quijote Welles. En sus páginas, este profesor y divulgador fílmico presenta en clave de ficción un relato protagonizado por un otoñal Welles, antaño un genio indiscutible que en la actualidad vive sus horas más bajas; y por Barbara Galway, una ambiciosa y obstinada periodista decidida a entrevistarle y escribir su biografía (y que se intuye inspirada en Barbara Leaming). A partir de los encuentros entre ambos, el autor refleja la inagotable obsesión del primero por adaptar la inmortal novela de Cervantes; y de paso también su manifiesta querencia por España, cuya geografía transitó a lo largo y ancho durante las décadas de los cincuenta y los sesenta del siglo pasado.
Para lograr su propósito, Sánchez Vidal no solo da voz al propio Orson Welles, sino también a un reparto de secundarios de excepción: no pueden faltar, claro, ni Luis Buñuel (de quien el autor es especialista tanto en lo que respecta a su filmografía como a su concisa pero fundamental obra literaria), ni tampoco Jesús Franco (estrecho colaborador del realizador de Sed de mal durante sus rodajes en nuestro país, y a la postre encargado de terminar de montar y estrenar el film que acabó titulándose -no sin despertar una considerable polémica- como Don Quijote de Orson Welles). Pero tampoco dejan de acudir al reclamo algunas personalidades de nuestra cultura como María Asquerino, Salvador Dalí, Miguel Delibes o Gil Parrondo; ni tampoco figuras del cine internacional como Charlton Heston, John Huston, Sergio Leone, Pier Paolo Pasolini, Gore Vidal, Peter Viertel o un Steven Spielberg que juega un papel fundamental en la trama. El resultado de esta propuesta es una novela en la que se juega constantemente con qué es verdad y qué no lo es, lo que habría sido muy del gusto de quien firmó Fraude y que siempre gustó de cultivar el equívoco; y su lectura resulta un auténtico festín para los lectores más cinéfilos. Como decía al principio: estamos ante un verdadero acontecimiento bibliográfico tal y como reza la nota publicitaria de la editorial... lo que por una vez, y de forma paradójica tratándose de Orson Welles, resulta ser una rigurosa e indiscutible verdad.
Si Welles fue un extranjero que trabajó e incluso residió en España durante buena parte de su madurez para terminar aquí por toda la eternidad (atendiendo a su último deseo, sus cenizas reposan en un pozo seco de la finca del torero Antonio Ordóñez en Ronda, Málaga), Max Aub representa quizá la figura del exiliado español por excelencia: nació accidentalmente en París, y falleció en México, donde vivió durante un largo período de tiempo y en donde trató y entrevistó al citado Buñuel (ya que hablamos de acontecimientos editoriales como el que nos ocupa, no pierdan de vista la publicación completa de los diálogos entre estas dos mentes excepcionales). Y es que, siguiendo con publicaciones con el marchamo de históricas: durante este aciago 2020 ha visto la luz una edición completa y probablemente definitiva, además de ilustrada, de Crímenes ejemplares. Es cierto que desde hace un lustro disponíamos ya de otra versión con ilustraciones de esta cumbre de la literatura del humor más negro, aquella a cargo de Liniers (el autor de las tiras de Macanudo), y que les recomiendo también; pero esta que nos ocupa y que lleva el sello de Reino de Cordelia cuenta con doce crímenes, tres suicidios y siete epitafios nuevos, que se suman ahora a los textos conocidos con anterioridad; y que vienen acompañados todos ellos de las impactantes ilustraciones del madrileño Pedro Arjona, quien fuese miembro del recordado colectivo El Cubri.
Por si todo esto fuese poco aliciente, la obra original se ve arropada por varios apéndices y por la aportación de Pedro Tejada Tello, al que he tenido el placer de tratar en varias ocasiones y del que me consta que lleva al menos la última década y media de su vida dedicada casi por entero al estudio del legado del autor de La gallina ciega. Quede claro que referirse al texto de Pedro Tejada con términos como introducción o prólogo no le haría justicia, pues su estudio alcanza prácticamente la mitad del volumen: hablamos de unas doscientas páginas que podrían constituir un libro por sí mismas, y que acaban de armar una propuesta que no puede faltar en la biblioteca de cualquier lector que se precie de serlo.
Siguiendo con reediciones, pero esta vez de novela gráfica: Berlín supone la gran creación, probablemente la obra de su vida, de Jason Lutes; un fresco histórico y social conformado por tres álbumes realizados entre 2001 y 2018, y que llevan por títulos independientes Ciudad de piedras, Ciudad de humo y Ciudad de luz. Como era de esperar, una vez culminado el proyecto este ha terminado viendo la luz reunido en un solo volumen y a un precio más que asequible tratándose de un cómic de quinientas sesenta páginas, a las que se añaden una entrevista con el autor y una serie de bocetos y referencias a modo de material complementario de indudable interés.
Recordemos que Berlín es la historia de la caída de la República de Weimar y el caldo de cultivo de una situación que acabó desembocando en el surgimiento del nazismo y el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Para narrar este episodio fundamental de la historia del siglo XX, Lutes recurre a alumbrar una serie de personajes ficticios pero indudablemente parecidos a personas que muy bien pudieron existir entonces, caso del periodista Kurt Severing, la artista Marthe Müller y los miembros de la familia Braun; pero sin lugar a dudas la otra gran protagonista de la obra es la ciudad que le da título, y que amalgama la vida cotidiana de estos y otros personajes y en cuyas calles se cruzan todos ellos a lo largo de los años. El resultado es un contundente y emotivo relato gráfico que ha ganado los principales premios del sector, que ha sido comparado con el Maus de Art Spiegelman, y que fue elegido por la revista Time como una de las diez mejores novelas gráficas en lengua inglesa de todos los tiempos. Casi nada.
Y si Lutes, como veíamos y tal y como han hecho antes incontables escritores, se basa en hechos reales pero termina recurriendo a personajes de ficción, Joe Sacco vuelve a dar voz a personas reales en su nueva e indispensable obra: Un tributo a la tierra. No en vano Sacco está considerado, además de como uno de los nombres fundamentales de la novela gráfica contemporánea, el buque insignia de eso que se ha venido a llamar “cómic periodístico” o “periodismo gráfico”. En esta su más reciente aportación al corpus de reportajes en viñetas, y al que ya ha legado títulos fundamentales como Gorazde: Zona protegida, Notas al pie de Gaza o Historias de Bosnia, se centra en los testimonios de distintos miembros de los pueblos indígenas de Norteamérica para denunciar la explotación del petróleo, el gas y otros recursos naturales codiciados por las grandes empresas del capitalismo más desaforado.
En las páginas de Un tributo a la tierra, el autor de El Mediador vuelve a hacer gala de su reconocible estilo, sumamente detallista en el dibujo pero sin renunciar al valor de la palabra escrita como fuente de información periodística. Y constituye, una vez más tratándose de Joe Sacco, una lectura no solo disfrutable sino necesaria; tan necesaria como lo es la cultura en general, últimamente tan vilipendiada y especialmente tan maltratada durante este 2020 al que todos estamos deseando decir adiós. Hagámoslo al menos de la mejor manera: leyendo, y leyendo cosas que valen la pena.
Quijote Welles, Crímenes ejemplares, Berlín y Un tributo a la tierra están editados por Fórcola, Reino de Cordelia, Astiberri y Reservoir Books respectivamente.