Cultura

Loa al Teatro

Quisiera aprovechar el inicio del Taller de Teatro Experimental La Creativa en nuestra Casa de Cultura, puesto en marcha una vez más por Teatro Íntimo y Mía Cía., para hacer una pequeña loa al Teatro. Aunque también el espectáculo Malas Purgas programado con sesión doble este fin de semana en nuestro Teatro Chapí, donde encontramos a la actriz villenera Nerea Valdés, podría servir para tal fin: ensalzar una de las manifestaciones artísticas que han acompañado a la humanidad a lo largo y ancho de su historia. El teatro, cuya grandeza vemos ahora escurrirse lentamente por el sumidero gracias entre otras causas a ese brutal incremento del IVA que no es otra cosa que un escupitajo en plena cara.
Con la clausura de la vigésima edición de la Muestra de Autores Españoles Contemporáneos que se celebra en Alicante, también vemos dónde encuentran las bulas quienes reparten nuestros impuestos en materia de cultura. Cuando miramos esta Muestra, que sobrevive allí donde no lo consiguió nuestro finado Circuito de Teatro Valenciano, con un presupuesto tan envidiado como ignoradas son sus presuntas aportaciones culturales. Y digo desconocidas porque no encuentro ninguna clase de informe que corrobore el bien que tal muestra hace a Alicante, a los autores y autoras de teatro contemporáneos, o al teatro mismo.

Y a pesar de los miles de talleres de teatro que se realizan en nuestro país. A pesar de esa materia optativa llamada teatro que se ofrece en los centros de estudio. El teatro va desapareciendo de las programaciones culturales. Las pequeñas compañías desaparecen y las grandes se hacen intratables, puesto que su magnificencia se da tanto en sus decorados, como en su elenco, como en sus costes. La incursión de los monologuistas en las programaciones, con espectáculos de reducidas dimensiones pero con altos cachés a cargo de la popularidad televisiva de sus “intérpretes”, ha hecho también mucho daño a las Artes Escénicas. No porque se sumen a las programaciones, ya que son muy demandadas por el público, sino porque lo hacen a “costa de”, sacando a las compañías de mediano formato de las salas. Y eso supone sacar de las salas los textos teatrales, las direcciones escénicas y las cuidadas interpretaciones.

Es necesaria una loa al Teatro, puesto que siempre ha sido un territorio de batalla, un espejo de los problemas ancestrales así como de los conflictos contemporáneos. Y no sólo de los conflictos sociales, sino de los morales. Aún en sus formas más abstractas el teatro propone un modo de comunicación y de reflexión, un espejo, una imagen sintetizada que mirar desde afuera. Por eso me entristece hojear las programaciones de las salas y comprobar cómo mengua la presencia de este arte allí donde antes era casi el motivo de tales programaciones. Por eso le invitaría, queridas personas, a que cuando puedan se regalen la experiencia de participar en algún espectáculo que merezca realmente la pena.

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