A José Luis y Eduardo, con agradecimiento eterno por todo lo aprendido
Si la semana pasada nos preguntábamos dónde están los clásicos, hoy podríamos responder que en lo que al cine se refiere vuelven a estar en manos de José Luis Garci. Y es que quien fue el principal impulsor de anteriores proyectos que sirvieron para divulgar el séptimo arte entre la población española, entre ellos el añorado Qué grande es el cine que empezó a ofrecer La 2 de TVE cuando se cumplió el centenario de tan maravilloso invento en 1995, ha regresado a la pequeña pantalla con una propuesta similar: Classics. Bien es cierto que el nuevo programa de Trece TV, que hoy alcanza su novena entrega, no se emite en el mejor horario para acercar estos títulos al público menos curtido -hablamos del viernes por la noche-; pero teniendo en cuenta que los hábitos de consumo televisivo han cambiado y son precisamente los más jóvenes quienes menos ven televisión “en directo”, esto ya resulta prácticamente irrelevante. De hecho, quien esto suscribe -y que ya peina canas desde hace bastantes años- ve el programa a través del canal de la cadena en You Tube.
De esta forma, desde hace unas semanas soy testigo privilegiado no ya del mejor cine jamás realizado, sino también del paso del tiempo, al continuar con mi costumbre de ir recuperando en orden cronológico los antiguos programas de Qué grande es el cine a la vez que veo estos nuevos coloquios de Classics, que hasta la fecha han emitido -alternando blanco y negro y color de forma regular- Ciudadano Kane, Encubridora, La mujer pantera, La esclava libre, Fort Apache, La reina de África, Forajidos, El mago de Oz y, esta misma noche, la primera invitada española: Plácido. De este modo, mientras reviso una gran cantidad de películas y descubro alguna que otra nueva (cada vez algo más puntual, claro está), veo y escucho a los dos Garci, al de ayer y al de ahora, a distinta altura del metraje según la acertada terminología del propio director de Canción de cuna. Y no solo a él, sino también a veteranos contertulios que han regresado para esta nueva andadura cinéfila cuyo plató aparece decorado -tal y como se puede apreciar en la penúltima imagen de esta columna- con las tres fotografías de Alfred Hitchcock, John Ford y Ernst Lubitsch que acompañan a estas líneas.
Entre estos cinéfilos de la vieja guardia, mis favoritos siempre fueron Miguel Marías (que espero vuelva a hacer acto de presencia en Classics un viernes de estos) y Eduardo Torres-Dulce. A este último, quien fuese hace unos años fiscal general del Estado y que también es el contertulio preferido de mi madre (que entonces y ahora elogia con entusiasmo su locuacidad y su capacidad de comunicación), como ya les conté en su día tuve la fortuna de conocerlo personalmente junto al propio Garci en aquel debate de Telemadrid en el que participé con motivo de la publicación de mi libro sobre cine hace la friolera de, ay, trece años. En la actualidad, no solo ha regresado en el nuevo programa, sino que junto al responsable de la trilogía de El crack dirige la editorial Hatari! Books en la que ha publicado su nuevo libro, uno de los mejores sobre cine, si no el mejor, editados durante el año pasado. Me refiero a El asesinato de Liberty Valance, apasionante y completísimo recorrido por la historia de la que muy posiblemente es la mejor película de Ford tanto como el mejor wéstern de la historia (con permiso, en ambas lides, de Centauros del desierto): se trata de un volumen de nada menos que cuatrocientas páginas bellamente editadas y profusamente ilustradas en las que este fordiano confeso analiza con todo lujo de detalles la gestación, el rodaje y la recepción de tan mítica película, vinculándola ocasionalmente a la biografía propia. El resultado es una lectura apasionante que cuenta con el aliciente de venir acompañada del relato en el que se basa el film, a cargo de una Dorothy M. Johnson a la que ya tocaba reivindicar.
Otro interesantísimo libro sobre cine publicado el año pasado viene de la mano de José Luis Garci: El toque Lubitsch es una antología de ocho ensayos escritos entre 1996 y el presente, con el sello característico del cineasta y escritor madrileño, que entiende el cine como una vida de repuesto y que convierte la divulgación fílmica en una acción tan natural como respirar. Así, Garci escribe sobre el director de Ninotchka y Ángel -probablemente su favorita del maestro de Billy Wilder- en el mismo artículo en el que termina hablando del último film de Quentin Tarantino, del mismo modo que rememora a Hemingway y a Orson Welles, recuerda a amigos desaparecidos como el escritor Guillermo Cabrera Infante o el pintor Eduardo Úrculo, o reflexiona precisamente sobre esas nuevas formas de exhibición a las que aludíamos al principio de este texto. En resumidas cuentas: estamos ante un nuevo capítulo de la producción ensayística de Garci, que puede leerse también como una autobiografía velada por entregas.
Uno de los artículos recogidos en El toque Lubitsch se centra en Fritz Lang y en una de sus principales adalides dentro de la divulgación cinematográfica actual en nuestro país, y a la sazón responsable del prólogo del libro: Noemi Guillermo. Esta filóloga y dermatóloga (!), una de las habituales de este nuevo Classics -parece ser que por fin la presencia femenina se va a hacer notar más que en aquellos tiempos del ente público-, acaba de publicar igualmente una antología de ensayos de temática cinematográfica en la misma casa que ha acogido a aquel: Reino de Cordelia. Prefiero M -cuyo título alude a la respuesta de Lang a Brigitte Bardot en El desprecio de Godard a propósito de la favorita de entre toda su filmografía- arranca con el texto de idéntico título que comenta la mítica película protagonizada por Peter Lorre, para luego glosar las excelencias de otros clásicos indiscutibles como Una mujer para dos del mismo Lubitsch, Tú y yo de Leo McCarey o De repente, el último verano de Joseph L. Mankiewicz, además de películas más actuales firmadas por Ingmar Bergman, Sofia Coppola o el propio Garci. Todo ello sin olvidar a El mago de Oz de Victor Fleming, en cuyo coloquio participó la autora y a la que aquí se le dedican dos artículos y el protagonismo de la cubierta. El resultado es un libro de lo más recomendable que también mezcla cine y vida de forma indisoluble y que por tanto revela a su autora como una discípula aventajada del maestro.
Al margen de estas recomendaciones bibliográficas, no quiero dejar de recomendar otra propuesta audiovisual... y es que no corren malos tiempos precisamente para los internautas cinéfilos: además de Classics, desde el pasado mes de noviembre podemos disfrutar también de Tarde de perros, un debate a pelo (es decir, sin emisión del film comentado; estamos hablando en Internet) dentro del canal SensaCine y que conduce el crítico Alejandro G. Calvo. Se trata de un coloquio que con periodicidad mensual ha analizado con detalle hasta la fecha Taxi Driver -la película que convirtió a su presentador en crítico de cine, según declaraciones propias-, La jungla de cristal... y, mira por dónde, El hombre que mató a Liberty Valance. Y teniendo en cuenta que es muy posible que Calvo, que apenas tiene tres años menos que un servidor, descubriese a Ford como probablemente lo hice yo, en Qué grande es el cine y de la mano de fordianos de pro como Garci o Torres-Dulce, podemos decir que el círculo se cierra; y que programas como estos, los de entonces y los de ahora, cumplen con creces con su razón de ser.
El asesinato de Liberty Valance está editado por Hatari! Books; El toque Lubitsch (y otros roces) y Prefiero M (y otras pasiones cinéfilas) están editados por Reino de Cordelia; Classics y Tarde de perros están disponibles en los canales de You Tube de Trece TV y SensaCine respectivamente.