Sociedad

Los madridistas villenenses se acostumbran a ganar la liga

En el fútbol, como en tantas otras cosas, la alegría es una cosa que va por barrios, aunque algunas veces se instala en el mismo durante un tiempo. El Real Madrid ha revalidado su título de liga y, fieles a la tradición, centenares de seguidores merengues (menos que en otras ocasiones) tomaron los bares, calles y plazas de Villena para celebrar su 31 campeonato de liga.
Como pueden imaginar, la Plaza del Rollo volvió a convertirse en centro neurálgico de una celebración que se prolongó en algunos casos hasta altas horas de la madrugada, y en la que no faltaron decenas de coches haciendo sonar su claxon, cientos de aficionados ondeando banderas y bufandas y algún amago de salto a la fuente, si bien los madridistas parecen haberse acostumbrado a las celebraciones y ésta no ha sido tan multitudinaria como sus predecesoras. Quizá el hecho de que esta liga se diera ya por ganada haya restado intensidad a la celebración, aunque los presentes no han escatimado un ápice a la hora de alabar a los campeones y, también, a criticar y hacer mofa del gran rival, el F.C. Barcelona, que para vanidad de los madridistas ha vuelto a firmar un año en blanco.

El oficio de ganar ligas
Lo que para otros parece una empresa superlativa, un trabajo ímprobo, para el Real Madrid es una costumbre, una cuestión casi rutinaria. Mientras muchos clubes, la mayoría, buscan ganar Ligas para cambiar su historia, el Madrid las gana precisamente para estar a la altura de su historia, para no defraudar a su pasado y mantener el prestigio de una entidad construida sobre los pilares más sólidos posibles: las decenas de títulos que exhibe en su museo.

Sin poder presumir de un fútbol exceso, salvo en momentos muy puntuales, el Madrid se agarró al oficio para negociar la travesía por una Liga que se ha merecido ganar. Nadie ha ocupado más tiempo el liderato que él y desde esa posición uno dispone de margen suficiente para manejar con habilidad la presión y los malos momentos. Hubo incluso su espacio para la épica, con esa reacción en los últimos cinco minutos contra Osasuna que permitió al Madrid voltear un partido que perdía sin merecerlo para terminar ganando la Liga. Volvió a surgir la figura de Higuaín, especializado en aparecer en los momentos calientes. Sacó la falta que permitió a Robben empatar de cabeza y logró el tanto que proclamó al Madrid campeón de su 31ª Liga.

Texto: Óscar García
Fuente: Diario AS.

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