Matadores, novilleros, mozos de espadas, fotógrafos y un picador, de comida en Muchamiel
Hace unos días tuve la grata ocasión de asistir a una comida que se organizó para celebrar el cumpleaños del histórico novillero alicantino Rafael Gregori Rafelet. Rafael es dueño de una finca en Muchamiel y allí nos congregamos una buena reata: el fotógrafo Manolo Nieto, los novilleros Juanito Vercher, Antonio Planas Planitas, Rafael Cantó, Francisco Criado El Chato de Alicante, José Ibáñez Joselito, Manolito Amorós, Reyes Cañero, Manolo Berenguer El Tigre de Muchamiel, José Tébar Joselito, Antonio García El Camborio, Javier Bordalás y Luis Martínez. En el capítulo de matadores asistieron Emilio García El Lince, Ángel Flores El Mejorano y Gregorio Tébar El Inclusero. Tampoco faltaron los mozos de espadas Miguel Martínez Miguelillo y Antonio Romance así como el picador Ramón Fuentes. Es mi buen amigo Gregorio el único que permanece en activo y tuvo la gentileza de invitarnos a mi hijo Álvaro y a mí para que pudiésemos conocer otra interesante perspectiva sobre las gentes del toro.
Haber tenido la oportunidad de compartir una mesa y vino con estas personas es algo difícil de repetir incluso para ellos, pues ha sido la primera vez y se echaron en falta algunas ausencias. Conseguir una entrevista con una de las figuras actuales es algo que puede cualquiera. Por una machada así los amigos nos estrechan la mano, nos felicitan y es una satisfacción a nivel personal y profesional, un lujo y una buena clase práctica.
Sin embargo, les puedo asegurar que conocer de golpe muchas de las vivencias de estos capítulos de historia viva de la tauromaquia, ha sido de gran valor para mí. Espero que también lo sea para todos, especialmente para los aficionados villenenses que tuvieron la suerte de poder presenciar numerosos festejos taurinos antes de la demolición de la plaza. Escuchando a estos toreros y compartiendo una jornada con ellos, resulta mucho más sencillo comprender algunos entresijos de esta profesión tan bella como dura.
Igualmente, cuando decidimos ir adelante con esta Revista de Toros, afirmé que uno de los objetivos era ahondar en la importancia de nuestra Plaza de Toros. En cuanto al reportaje que aquí nos trae, han toreado en Villena casi en pleno y me agasajaron con gratos recuerdos sobre tardes de sueños y triunfos.
Historia con mayúsculas
Rafelet alternó con el villenense José Domene El Majarra y le cortó una oreja a un novillo de Don Eugenio Ortega en 1957 y al año siguiente salieron a hombros en novillada de la misma ganadería. Años después intervino como director de lidia con el villenense Antoñito Calabuig. Un año más tarde torearon José Ibáñez Joselito y Juanito Vercher, este último como sobresaliente, logrando el primero un notable triunfo con salida por la puerta grande tras cortar las cuatro orejas de su lote, perteneciente a la ganadería de Cobaleda. En abril de 1960 se dio una novillada en la que actuó Francisco Criado El Chato de Alicante alternando con Domingo España y Juan Correa, padre del afamado rejoneador Antonio Correa. Francisco me relató que aquella tarde se vistió de luces en el Hotel Alicante y hasta allí lo devolvieron a hombros los aficionados de Villena tras salir por la puerta grande. Un mes más tarde repitió actuación y triunfo, esta vez compartiendo cartel con el yeclano Reyes Cañero y Manolo Carrillo, hoy apoderado de Francisco José Palazón. Por esta época, Rafael Cantó participó en una novillada goyesca de Pérez Tabernero logrando una oreja de su segundo novillo. Ya en 1967 debutó en nuestra plaza Emilio García El Lince, que tomó la alternativa en 1972 de manos de Eloy Cavazos y apadrinado por José Mª Manzanares, en cuya cuadrilla toreó cuando pasó al escalafón de banderilleros. El 22 de octubre debutó Ángel Flores El Mejorano, quien repitió varias actuaciones hasta tomar la alternativa, primera que se dio en nuestra plaza. El Inclusero toreó en nuestra plaza en 1973 con El Lince; Javier Bordalás fue quien completó la terna compuesta por Juan Antonio Esplá y Maribel Atienzar. Para que ustedes se hagan una idea del interés que despertó este cartel sólo les diré que esta novillada fue la corrida de fiestas en 1977.
Las viandas tampoco anduvieron mal: Bacalao a la plancha, mejillones, pulpo, ensalada, queso, jamón y embutido y gazpachos cocinados con la gracia que caracteriza a Miguelillo. De postre pasteles, café, copa y cante.
Con el cumpleaños feliz de rigor y el brindis de Gregorio -¡Viva el toreo!- nos fuimos despidiendo hasta siempre.