Barrios

Mayo en la calle Mayor: nunca fue tan cierto eso de “el mes de las flores”

Durante la jornada del domingo se celebró en Villena, y más concretamente en parte de su casco antiguo, la tercera edición de la Feria de las Flores, una iniciativa de la Oficina para la Revitalización del Casco Histórico que tiene por objetivo llenar de vida las calles del barrio e invitar a los vecinos de Villena y comarca a pasear por él y disfrutar de sus encantos.
La feria, que fue inaugurada a las 11 de la mañana por la edil de Comercio, Adela Serra, la de Patrimonio, María José Hernández, la de Calidad Ambiental, Mari Paz Poveda, y la responsable de la Oficina de Revitalización, María Laguna, contó con la presencia de un total de 17 expositores (floristerías y viveros), trece de Villena y cuatro de otras localidades, faltando a su cita otros dos expositores foráneos a los que la intensidad de la lluvia caída en sus ciudades de origen les impidió conducir y llegar hasta nuestra ciudad.

No obstante, esa misma climatología nos dio un respiro a los villeneros el domingo, tras dos días de intensas lluvias, por lo que, a pesar de los temores, expositores y ciudadanos pudieron disfrutar de una jornada primaveral en la que el tiempo acompañó y favoreció una afluencia de visitantes más que notable. Dado que es prácticamente imposible cuantificar la asistencia, nos queda la sensación de que el público asistió de manera constante a la feria –instalada en la plaza Mayor, el tramo de calle Mayor que va desde la plaza hasta Santa María y la propia plaza de la iglesia–, destacando como horas punta los momentos previos a la hora de comer y la última hora de la tarde, sobre las 8, cuando unas tímidas gotas de lluvia adelantaron algunos minutos la hora del cierre, aún a pesar de encontrarse la feria repleta de visitantes.

Totalmente positivo
Puestos al habla con María Laguna, responsable de la Oficina para Revitalización del Casco Histórico y de la organización de la feria, ésta ha señalado que el balance es “totalmente positivo”, puesto que aunque resulta imposible establecer una cifra de visitantes la sensación fue buena en todo momento. Lo que sí que quedó patente, con todo, fue la aceptación de la actividad por parte del público, entre el que no faltaban comentarios señalando lo “bonito que estaba todo” y lo “necesario” que es programar actividades así periódicamente, tanto por la falta de ofertas de ocio en Villena como por la propia belleza del casco antiguo, al que parece que sólo hacemos caso cuando consiguen atraernos a él con proyectos como éste o el Mercado Medieval.

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