Tengo que confesar que, por diversos motivos personales y profesionales, este año que está a punto de terminar he ido al cine bastante menos de lo habitual, y por lo tanto he tenido que tirar de plataformas para recuperar muchos estrenos que se me pasaron en su momento. Pero al igual que ocurriese el año pasado, finalmente las cinco películas que encabezan mi lista de lo mejor del 2022 son títulos que pude ver todos ellos en pantalla grande. ¿Será casualidad, o es que la experiencia cinematográfica es mucho más memorable cuando vemos la película en una sala oscura? Les dejo que lo decidan ustedes.
En mi opinión, las que son las dos mejores películas del año no solo coinciden en que las pude ver en un cine como Dios manda, sino también en que ambas fueron estrenos tempranos de la cosecha anual... y en que cuentan por igual con un metraje más que considerable: las dos rondan las tres horas de duración. Por lo demás, no pueden ser más distintas entre sí, lo que es buena prueba de mi eclecticismo como espectador: si mi estreno favorito del año es una película de autor como Drive My Car, la segunda es nada menos que The Batman. Esto es: una película japonesa de corte intimista y escritura caligráfica basada en un relato del escritor nipón Haruki Murakami, y que confirma a Ryûsuke Hamaguchi como uno de los realizadores más interesantes del panorama internacional; frente a una superproducción de Warner protagonizada por un superhéroe de DC Comics, si bien el director Matt Reeves acerca su propuesta al neo noir con un trabajo impecable que, para entendernos, bebe más de David Fincher que de Tim Burton. Dos peliculones, como suele decirse.
La cinta que completa el podio aglutina características de ambos extremos del espectro fílmico: es un film de género y cuenta con intérpretes sobradamente conocidos, pero al mismo tiempo carece de más concesiones a la galería y se nos antoja fruto del impulso creativo de su principal responsable. Me refiero a El hombre del norte, epopeya vikinga basada en la leyenda que a su vez inspiró el Hamlet de Shakespeare y con la que Robert Eggers, el autor de La bruja y El faro, debería haber podido acceder a un mayor número de espectadores sin renunciar por ello a su integridad artística. A destacar la factura técnica del film y el trabajo de todos los intérpretes del reparto, con mención especial para un Claes Bang imponente y una Nicole Kidman exultante.
Cierran esta primera mitad del Top 10 dos películas pertenecientes a sendas franquicias: el cuarto puesto es para otro film de superhéroes, esta vez de la rival Marvel. Pero no, no me refiero ni a la reciente Black Panther: Wakanda Forever (que cuenta con numerosos hallazgos pero resulta finalmente algo irregular) ni mucho menos a la tontorrona Thor: Love and Thunder, sino a ese prodigio titulado Doctor Strange en el multiverso de la locura: la mejor producción de la Fase 4 del UCM hasta la fecha, probablemente gracias al buen hacer de un recuperado para la causa Sam Raimi... y a la inestimable colaboración de dos intérpretes como Benedict Cumberbatch y Elizabeth Olsen, que parecen haber nacido para encarnar a sus respectivos personajes. En cuanto al quinto lugar, este es para Halloween: El final, arriesgadísimo e injustamente incomprendido cierre de la saga de Michael Myers, al menos por el momento. No me extenderé más en ninguno de estos títulos, pues si clican en los hiperenlaces de los títulos podrán leer lo que en su día dije de cada una de estas producciones... Con la excepción de The Batman, a la que no pude dedicarle en su momento la atención que sin duda merece. Quede pues esta columna como señal de su excelencia y, claro, de mi más ferviente recomendación.
En cambio, y tal y como señalaba al comienzo, el resto de títulos del Top 10 han sido rescatados en su pase reciente por distintas plataformas domésticas. Y si hay un nombre propio a destacar, ese es el de Eskil Vogt: por un lado es guionista y productor de La peor persona del mundo, espléndido retrato femenino dirigido por su colega Joaquim Trier que representó en los Oscar a Noruega pero que se fue de vacío precisamente por culpa de Drive My Car; y en este mismo año también despuntó como realizador gracias a la turbadora The Innocents, una fábula infantil con superpoderes de por medio que está llamada a convertirse en un título de culto.
También entran en este listado de lo mejor del año los nuevos trabajos, ambos de corte realista, de Paul Thomas Anderson y Sean Baker: el primero nos ofreció la ligera y emotiva Licorice Pizza, que está lejos de ser uno de los mejores trabajos de uno de mis cineastas contemporáneos favoritos, pero que una vez vista crece en la memoria del espectador con el paso del tiempo; mientras que el segundo se queda un poco por debajo de la inmediatamente anterior The Florida Project con la reciente Red Rocket, si bien este relato protagonizado por un actor de cine pornográfico que regresa a su ciudad natal, divertido y amargo a un tiempo, lo confirma como el más destacado cronista de la Norteamérica de los suburbios.
Este Top 10 se cierra con la única película española de la selección, y es una cinta tan especial como Tenéis que venir a verla: una película muy pequeña, que dura poco más de una hora y cuenta con tan solo cuatro personajes en escena; y que sirve a Jonás Trueba para seguir explorando con un tono solo aparentemente liviano las inquietudes y los fantasmas de ese sector de la sociedad española que está entre los treinta y los cuarenta años. Dicho esto, aprovecho el momento para entonar un mea culpa por no haber visto más cine nacional en uno de los mejores años que se recuerdan para nuestra cinematografía reciente; pero es que por motivos que no vienen al caso me he acabado perdiendo, como mínimo, seis títulos a los que les tenía muchas ganas y que recuperaré en cuanto me sea posible: Alcarràs, Modelo 77, Un año, una noche, Pacifiction, As bestas y muy especialmente Mantícora.
Y a modo de colofón y antes de terminar, he aquí otras cuatro películas de las que les hablé a lo largo del año pero que por un motivo u otro no han entrado en la lista de los elegidos: Belfast, la cinta autobiográfica que le dio un Oscar a Kenneth Branagh pero que me pareció algo sobrevalorada; Crímenes del futuro, regreso un tanto frío de David Cronenberg a los postulados de esa Nueva Carne que él mismo inauguró en los años ochenta; El callejón de las almas perdidas, un Guillermo del Toro no del todo desdeñable pero a años luz de la anterior adaptación de la novela en que se basa; y Nop, incursión de Jordan Peele en la ciencia ficción y pequeña decepción después de las anteriores, y bastante superiores, películas de terror Déjame salir y Nosotros.
Pues eso es todo por esta vez... y por este año. Por mi parte, espero que el cine que se vaya a estrenar en este 2023 que está a punto de entrar venga cargado de más alegrías que decepciones, y que ustedes y yo estemos aquí para comentarlo. Dicho esto, solo me queda desearles que pasen una estupenda Nochevieja y que tengan un magnífico arranque de año. Cuídense y disfruten.
Gracias por las recomendaciones, veré las películas que mencionas y todavía no he visto.