Fuego de virutas

Metas

En la vida, uno se propone metas. Pero no siempre llegamos a ellas. No llegamos o llegamos tarde. Nuestra experiencia con el atletismo –mundo de héroes, mundo de heroicidades– nos alecciona con frecuencia sobre ello. Un esfuerzo, muchos esfuerzos que luego, por lo que sea, no obtienen el resultado esperado. En el atletismo toda fortaleza puede ser en un instante, en cualquier instante, toda fragilidad. Así de fugaz, así de cruel. Y ante cualquier experiencia negativa, cabe la frustración, el desengaño, las ganas de dejarlo todo. Ganas de abandonar. Como en la vida. Pero no.

Tras una temporada de esfuerzos, Teresa –sírvanos de ejemplo aprovechando la familiaridad–, consiguió clasificarse para participar con la selección valenciana de atletismo en el Campeonato de España Escolar de Campo a Través. La prueba se celebraba en un marco precioso. En un circuito labrado con gusto y dureza junto a la torre de Hércules. En La Coruña. Un camino sube y baja al borde de un océano de espumas, verdes célticos, esculturas y monumentos (el rey Breogán, la caracola gigante de metal... El ara, la rosa de los vientos, las caras... Menhires recuerdo de menhires, dolmen recuerdo de dólmenes...). Todo hermosura para enmarcar la ilusión deportiva.

Consciente de sus posibilidades, Teresa sabía hasta dónde podía llegar pero... Pero en algún momento de la carrera, como puede pasar en muchas carreras, supo que sus fuerzas no respondían como quería, ni siquiera para llegar donde creía poder llegar y... Venciendo la meta supo que esa carrera apenas fue lo que deseaba que fuera. Entonces, traspasada la meta –que para algunas corredoras ya era suficiente conquista– cupo el desánimo, la desilusión. Sobre todo al preguntarse para qué haber llegado hasta donde había llegado, respondiéndose un "para nada". Sufriendo ese instante que, también en la vida, nos arrebata venciendo la impotencia. Suerte que pronto, compañeras atletas, amigos y su propia experiencia de otros malos momentos, curaron las heridas. Por la tarde, de regreso, volvíamos a ver el sol encendiendo horizontes por las tierras de Castilla y León. Primero montañas, luego páramos. Arboledas de los afluentes del Duero. Suerte esto y también las palabras por correo del joven atleta villenense Alberto López Barceló.

Por edad y méritos, Alberto ya tiene acreditada experiencia en competiciones de nivel. Y seguro que ha pasado muchas veces por donde Teresa. Los consejos que Alberto da en su correo a Teresa, acompañados de felicitaciones por haber llegado a un campeonato nacional, lo demuestran. Como demuestran que Alberto, en la vida y para la vida, ya tiene vencidas metas muy importantes. Deseamos para él –siempre– los mejores éxitos deportivos, pero creo que ya le podemos felicitar por sus éxitos como persona, por conquistar esas metas no menos importantes de la vida que nos hacen ser aliento para los demás. Derrochando generosidad y bonhomía. Detrás de todo esto sin duda tienen que estar la familia, entrenador, profesores y hasta compañeros y amigos en los que Alberto ha sabido extraer todo lo positivo de lo humano para hacerse muy humano. Así lo vemos y por esto agradecemos las palabras providenciales que envió a nuestra hija. Son palabras, desde la juventud, demostrando madurez; desde la experiencia, demostrando mucha sabiduría; desde el conocimiento del esfuerzo, aliento.

Ya puede Alberto –es lo que deseamos– ganar metas y conquistar en lo deportivo mucho podium, para nosotros ya ha conquistado el podium de las buenas virtudes humanas, esas que cuando nos falte fuerza física seguirán alimentando nuestras ilusiones por seguir conquistando horizontes. Y sobre todo para seguir siendo para los demás. Para ser, en definitiva, lo que importa a la humanidad.

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