Abandonad toda esperanza

MM

Abandonad toda esperanza, salmo 404º
A Anna Maria Villalonga, que es a MM lo que Annie Wilkes a Paul Sheldon

Lo de este tipo es sorprendente. En apenas un par de años ha logrado varias cosas que parecían imposibles: la principal, protagonizar una resurrección artística como no se veía desde los tiempos de John Travolta y Pulp Fiction; pero de paso también ha conseguido que sus iniciales hayan dejado de ser las de Marilyn Monroe (o, si me apuran, las de Marilyn Manson) para pasar a ser las suyas casi en exclusiva; por no hablar de que servidor ha sentido un conato de culpabilidad por tener que comprobar en Google si me disponía a escribir bien su apellido. Lo mismo que antes nos pasaba con Schwarzenegger y ahora ya no. Porque se escribe así, ¿no?

Por supuesto, me refiero a Matthew McConaughey, flamante ganador del Oscar al mejor actor de este año por Dallas Buyers Club. El film, que se estrena este mismo viernes, nos ofrece un impresionante recital interpretativo por parte del antaño protagonista de numerosas comedias románticas y/o de aventuras de escasa enjundia, una de ellas con su novia de por aquel entonces, Penélope Cruz... que estuvo con el muchacho después de con Tom Cruise y antes de con Javier Bardem. Aparquemos la sección de cotilleos del mundo de la farándula y volvamos al film en cuestión, cuyo interés va mucho más allá de las oscarizadas interpretaciones de MM y su compañero Jared Leto: la adaptación por parte del realizador Jean-Marc Vallée de un caso real acontecido a mediados de los 80, cuando la salida del armario de Rock Hudson y su fallecimiento por sida todavía eran primera plana de los periódicos, y protagonizado por un tipo más bien homófobo cuya perspectiva vital cambia radicalmente tras contagiarse del virus VIH, se aparta de la demagogia y la sensiblería tan común a este tipo de material y se erige en una de las películas más interesantes de la temporada. Es lo que pasa cuando sumas como aquí una dirección, un guion y unas interpretaciones de primera fila.

Aunque ya no estará en cartel, no me resisto a recomendarles fervorosamente que recuperen en formato digital uno de los mejores estrenos del año pasado, que no se vio reconocido por los festivales de cine y mucho menos por la Academia: Mud es un film dirigido por Jeff Nichols (otro al que hay que seguir con atención: ojo con su inmediatamente anterior Take Shelter) en el que MM interpreta al personaje del título, y donde muchos críticos han querido ver en su mirada acerca de la pérdida de la inocencia infantil un remedo de la literatura de Mark Twain. Es más que posible, pero ya les aseguro que no hace falta haber leído las aventuras de Tom Sawyer y Huckleberry Finn para disfrutar de este relato entre dramático y policíaco donde también brillan, aparte del propio MM, los niños protagonistas: Jacob Lofland y muy especialmente Tye Sheridan, un prodigio de sensibilidad y fuerza a partes iguales que resulta ser tanto el verdadero protagonista del relato como el gran descubrimiento del film.

A pesar de su buen momento cinematográfico (por si lo dicho fuera poco, aparece en El lobo de Wall Street y le roba su cuarto de hora al mismísimo DiCaprio), al bueno de MM le pasa lo mismo que le acabó pasando (o al menos eso creía ella) a la Norma Desmond de El crepúsculo de los dioses: que el cine se le ha quedado pequeño. Y puesto a triunfar en televisión, qué mejor que hacerlo en la HBO, que les ha acogido a él y a su compañero Woody Harrelson como antes hizo con los mafiosos de Los Soprano o Boardwalk Empire, por no hablar de esa maravilla que fue, es y será The Wire. La serie en cuestión se llama True Detective, y muchos la saludan ya como la mejor del año... un juicio que puede parecer arriesgado formularlo a estas alturas del 2014, pero ya les digo que si los cuatro episodios que me quedan por ver de la primera temporada están a la altura de los cuatro que llevo, no me extrañaría nada que lo fuera.

Como su nombre sugiere, se trata de una ficción criminal protagonizada por investigadores de la Policía: en concreto dos, de posturas antagónicas, sumergidos en la investigación de un asesinato de carácter ritual que sacará a la luz los demonios interiores tanto de la comunidad donde se produjo el crimen como muy especialmente los de los propios agentes de la ley. Según ha manifestado la cadena, este protagonismo en pareja se mantendrá en futuras temporadas pero cambiando casos, épocas, personajes y, lógicamente, actores. Es decir: que a MM solo lo disfrutaremos en la primera. No así a su creador, Nic Pizzolatto, ni espero que tampoco a su realizador, un Cary Joji Fukunaga que nos ha dejado boquiabiertos con el plano secuencia que cierra el capítulo cuarto: varios escenarios y muchos personajes en movimiento... ¡durante seis minutos sin cortes! Un verdadero tour de force que ya ha hecho historia de la televisión reciente.

Apostilla de cuota culterana: el citado Nic Pizzolatto (un casi debutante al que también habrá que seguir con mucha atención, y ya he perdido la cuenta de cuántos llevamos en lo que va de columna), se confiesa admirador de los cuentos de terror clásico, como los adscritos a los "Mitos de Cthulhu" encabezados por Lovecraft. Muy especialmente, se declara fanático de Robert W. Chambers y su El Rey de Amarillo, y salpica la trama de la serie de referencias más o menos veladas a este clásico de la literatura fantástica, al igual que a la legendaria ciudad de Carcosa de aquel cuento tan breve como inolvidable de Ambrose Bierce. En mi caso, alcanzar el ecuador de True Detective y lanzarme sobre un volumen que incluía algunos de estos relatos fue todo uno, y creo que si hacen lo mismo no les defraudará la experiencia. Y en cuanto a MM: la próxima vez que tengamos que hablar de él, ya verán como no hay que comprobar cómo se escribe su apellido.

Dallas Buyers Club se proyecta en cines de toda España; Mud está editada en DVD y Bluray por Paramount Television & Digital Distribution Spain; True Detective se emite en Canal + España.

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