Cartas al Director

Muerte

Te has amarrado a mi cuerpo sin propósito alguno de abandonarlo, sin tener presente mis deseos, queriendo imponerme tu firme decisión. Has recorrido mi figura como sombra que va acechando dudas, te has plantado de frente y otras veces me esperabas a escondidas, entre mi pecho y mi espalda. Y cuando el tiempo se ha hecho valeroso apenas me dabas miedo (que sí respeto), consiguiendo acoplarte a mi vida en un halo de entendimiento.
Eres misterio y la luz al mismo tiempo, pudiendo ser perversa y tan dulce en algunos momentos. Pero el que besa tus helados labios queda atrapado en la maraña, preparada tan sigilosamente por un velo negro y un aliento mortífero que acabará enterrando sus huesos. Sabes seducir a tu víctima con miedos y desdichas, ahogando su pena en un mar de atormentadas dudas. A veces, juegas a que se escapan y de nuevo vuelves a por él, caprichosa de tu presa, no cesas en el empeño de conseguir tu premio.

Moribunda en los caminos de la vida encuentras la dicha, en los sufridores como yo que intentan escapar de tus garras maléficas. Amada en cuerpos frágiles, encuentras tu grandeza, apoderándote de sus defensas, y, entre un tira y afloja, vas dejando en los cuerpos la huella mortal. Preparas un aire de olores especiales para difuntos, una mezcla de amargura y tristeza con gotitas de lágrimas rotas. Sólo en el instante final te vuelves complaciente, dando vida al espíritu que renace al muerto en serenidad y felicidad tras su paso hacia la eternidad.

Te he visto merodeando mi espacio, en guardia de mis propios restos. Has querido enseñarme tus dientes de acero como amenaza de una victoria efusiva. Vas entonando una marcha fúnebre como susurro del encuentro cada vez más cercano. Siempre presente en mis días y sin embargo me resisto a que tú seas mi futuro, mi presente y mi pasado. Te fundirás en mis carnes sin remedio alguno, encontrarás resistencia por si produce algún milagro, pero yo sé, como tú, que el fin estará lleno de arrepentidos abrazos a la vida y me dejaré querer tanto que apenas me daré cuenta del dibujado adiós que iremos dejando.

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba