Fiestas

Ni el diluvio universal podría con la Hermandad Rociera de Villena

La Hermandad Rociera de Villena ha dado comienzo, como ya es costumbre, a su particular romería del Rocío en el Santuario de Las Virtudes. En Villena ha logrado calar de manera importante una fiesta que llegó a nuestra ciudad en 1984 de manos de cuatro familias andaluzas, y que ahora cuenta con más de 500 integrantes y un número indeterminado de seguidores y admiradores.
Las calles de Villena se han vestido con los colores propios de los caballistas, carretas, calesas y rocieros que han partido en romería hacia el Santuario, aunque este año, además de estrenar algunos cambios en la organización, como el emplazamiento de las carretas con tracción mecánica en Joaquín María López en lugar de en la Plaza de Santiago, todos miraban con temor hacia el cielo, ya que se habían anunciado lluvias. Se acercaban las cinco de la tarde y las calles de Villena empezaban a ser ocupadas por cientos de romeros que colgaban de sus cuellos el símbolo de su hermandad. Los hombres iban vestidos con camisa blanca, tirantes y botas, mientras que las mujeres vestían de faralaes y con pañoletas a juego.

Y llegó la lluvia…
Mientras numerosos romeros encaminaban sus pasos hacia el lugar de reunión, la Plaza de Santiago, donde entre bailes y rodar de botas esperan la llegada del Simpecado de la Hermandad, que siempre es recibido con alegría mientras el coro rociero le canta antes de volver a su carreta, tirada por bueyes, entre vítores y vivas a la Virgen del Rocío, el cielo se iba volviendo negro por momentos, dando paso a unas tímidas gotas al principio y a una brutal tormenta con aparato eléctrico y granizada incluida que ha hecho temer a muchos por la continuidad de la romería.

No obstante, hace falta mucho más que una tormenta, por intensa que ésta sea, para apaciguar el ánimo de los rocieros, que resguardados en sus carretas o protegidos en portales no han dejado de cantar y dar palmas, como si quisieran retar a la lluvia o implorar el favor de su Virgen del Rocío, que parece haberles oído, puesto que con la misma rapidez que ha llegado la tormenta se ha ido, dejando paso de nuevo a un reluciente sol que ha servido para dar el pistoletazo de salida a la romería: Primero los caballos, seguidos por la carroza del Simpecado, que iba acompañada por los rocieros a pie. Tras ellos las carretas y calesas tiradas por bueyes, caballos y mulas, siendo las carretas tiradas por tractores las últimas de la comitiva. En su interior no dejaban de circular el vino, los refrescos y el jamón, al tiempo que resonaban en el aire los acordes de guitarra y la fuerza de los tambores, elementos imprescindibles y necesarios de todo Rocío que se precie de serlo.

Que siga la fiesta
Tras la bendición del párroco de los Salesianos y los cantos del coro rociero, seguidos de nuevos vítores a la Virgen del Rocío y las primeras sevillanas de la jornada, y tras enfilar la calle La Virgen y cruzar las vías, el Rocío ha abandonado Villena e iniciado un camino de tres kilómetros que les llevará al Santuario de las Virtudes, donde les esperan más de cincuenta casetas preparadas para afrontar una noche de música, baile, comida y bebida, prolongándose la fiesta durante toda la velada y concluyendo con la celebración de la Misa Mayor del domingo, aderezada, una vez más, con las voces del coro rociero.

La predicción meteorológica augura grandes posibilidades de lluvia a lo largo de la tarde del sábado, así como también para la jornada del domingo, aunque en menor medida. No obstante, y visto lo visto, puede llover lo que quiera, porque además de estar bien preparados, la Hermandad Rociera de Villena ha demostrado que no hay tormenta que les pare.

Nota: En el Enlace Relacionado encontrarán una amplia galería fotográfica del comienzo de la Romería... pasada por agua, eso sí.

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