Este año ha tocado celebrar (y finiquitar) Halloween bastante antes del 31 de octubre; al menos, en términos cinematográficos. Y es que, por razones que se me escapan, la distribuidora de Halloween: El final no ha querido esperar a ese lunes (siendo víspera de festivo, podría contemplarse perfectamente un estreno especial), ni siquiera al viernes 28, para aprovechar la efeméride y colocarla en los cines de toda España. Así que desde el pasado viernes 14 ya podemos disfrutar de la que se anuncia como última entrega de la franquicia que nació con bajo presupuesto y escasas pretensiones allá por 1978 y de la mano del maestro John Carpenter, en la que todavía hoy es una de sus obras maestras indiscutibles.
Esto es así porque con aquel film retitulado en nuestro país La noche de Halloween nacía todo un subgénero del cine de terror: el slasher. Sí, es cierto que antes estuvo la seminal Black Christmas (que sería un protoslasher, si quieren); y también es verdad que pueden adivinarse algunos de sus estilemas incluso en el más temprano giallo italiano que Carpenter imitó conscientemente: en cierta ocasión le confesó a su colega Dario Argento que su intención era hacer una película “como las suyas” pero trasladada a escenarios e idiosincrasia cultural estadounidense. Pero no cabe duda de que fue el director de Están vivos, en complicidad -no hay que olvidarlo- con la productora y coguionista Debra Hill, quienes con aquel éxito arrollador dieron el pistoletazo de salida a una sucesión inagotable de cintas con adolescentes masacrados por asesinos en serie enmascarados; una serie de filmes de los que el primer Viernes 13 fue el otro título (aunque mucho más mediocre) fundamental a la hora de asentar los cimientos del (sub)género.
Hasta la fecha, la saga Halloween ha contado con el film original y siete secuelas oficiales, entre ellas un producto tan atípico como la marciana (entonces) y reivindicada (hoy) Halloween III y su inesperada suma de brujería ancestral y maquinaria hightech. Además, ha tenido dos reinicios tan solventes como el díptico desarrollado por Rob Zombie (un par de cintas desiguales pero estimables y cargadas de hallazgos) y la nueva trilogía que ha firmado David Gordon Green y que culmina con este Halloween: El final que se anuncia como el ídem de la franquicia. Cosa que no se cree ni usted, ni yo, ni al parecer el propio Carpenter.
La que sí parece despedirse de su personaje es Jamie Lee Curtis, que encarnó a una adolescente Laurie Strode a finales de los setenta convirtiéndose de inmediato en una scream queen con todas las de la ley (quizá se acuerden de las muy discretas El tren del terror y Prom Night); y que en la trilogía actual, siguiendo la tradición de la Sigourney Weaver de Alien y la Linda Hamilton de Terminator, se ha visto convertida en madre y abuela badass decidida a acabar con el mítico Michael Myers de una vez por todas. Pero lo que no podíamos sospechar es que el director y coguionista de esta nueva encarnación del mal sin rostro que habita en Haddonfield, Illinois, iba a salirnos con una visión tan arriesgada y a contracorriente.
Y es que lejos de tomar el camino más fácil y limitarse a ofrecer lo mismo que tantas entregas de esta misma saga y de otras parecidas (esto es, la retahíla de asesinatos más o menos vistosos), David Gordon Green y sus colaboradores -con especial mención para su cómplice Danny McBride, que ejerce de coguionista y coproductor- han optado por aproximar lo que podría haber sido un slasher prototípico al terror elevado del siglo XXI. De hecho, ya La noche de Halloween, versión 2018, se aproximaba a la sensibilidad teen del David Robert Mitchell de It Follows; mientras que en la siguiente Halloween Kills se retomaban ciertos apuntes sociales más propios del Jordan Peele de Déjame salir o Nosotros. Ahora, Halloween: El final, aunque no teniendo absolutamente nada que ver en cuanto a temática o atmósfera, me evoca poderosamente al Robert Eggers de La bruja: si en aquella el personaje de Anya Taylor-Joy era una joven inocente que acababa convertida en una bruja por la presión de su comunidad, en esta el personaje de Corey Cunningham (encarnado por un excelente Rohan Campbell, y verdadero protagonista del relato) se transforma en el psicópata que nunca había sido pero que (casi) toda la población de Haddonfield creía que era.
De esta forma, y ante la dicotomía tradicional que tantas veces se repite en la víspera del Día de Todos Los Santos, los artífices del film que nos ocupa no nos han dejado elegir entre el truco de repetir lo de siempre y el trato que suponen ciertas concesiones a la galería: de hecho, se han pasado el tan traído y llevado fan service del que hacen gala otras franquicias (¿alguien ha dicho “Marvel”?) por el mismísimo forro y se han marcado un “sujétame el cubata” en toda regla. Así, el fan fatal se tendrá que conformar con escuchar la sintonía original compuesta por el propio Carpenter en un par de ocasiones, alguna que otra referencia sutil al pasado, y ya. Y más vale que ninguno se espere un final épico con el que prometían las circunstancias (y, dicho sea de paso, el póster del film): es más, es la película de Michael Myers con menos Michael Myers, dejando buena parte del metraje en manos de su eterna némesis Laurie Strode, su nieta Allyson y el mencionado Corey... Y no añadiré nada más al respecto para evitar caer en spoilers y permitir que disfruten de tan original propuesta como se merece si deciden acudir al cine a verla.
Eso sí: es conveniente que se tomen mi recomendación con todas las reservas posibles, dado que tanto la crítica especializada como el espectador medio han sido tajantes a la hora de señalar que en esta nueva trilogía el nivel de calidad ha ido cayendo en picado con cada nuevo estreno. Pues mira por dónde, yo pienso exactamente lo contrario y sin duda hemos visto películas distintas: la denostada Halloween Kills me gustó todavía más si cabe que su precedente, y esta Halloween: El final se me antoja la mejor entrega no ya de la presente trilogía sino de toda la franquicia desde la película original de Carpenter. Y eso, para un carpenteriano de pro y amante devoto del slasher como yo, no es ninguna broma. Ni siquiera de las que se gastan por Halloween.
Halloween: El final se proyecta en cines de toda España.
No sabía que hubiera tanta secuela de Halloween, es la historia interminable del terror.
Como otras muchas sagas. Y me temo -o me alegro, según los resultados- que esta no será la última, por mucho «Ends» que pongan en el título.
Un abrazo y gracias por la lectura y el comentario.
Lo que no entiendo es como en Halloween Kills michael es casi inmortal y en esta última peli no.
El poder de Michael varia según la película🤔
Yo le veo un sentido, pero quizás es un poco complicado explicarlo por escrito: veo esta trilogía, y sobre todo esta última entrega, de forma muy alegórica. Y para mí quieren expresar que Michael Myers pierde poder conforme la población de Haddonfield menos le teme (tal y como vimos hacia el final de «Kills») y pasa a temer a otras amenazas distintas (el personaje de Corey, antes y después de su ‘conversión’). Creo que esta trilogía tiene mucha miga para analizar, pero no era aquí el espacio para entrar con tanta profundidad. Aunque igual eso lo veo yo y no está realmente ahí. 🙂
Un abrazo y gracias por la lectura y el comentario.