No me toque las bolas
Que nos falta el agua es una realidad innegable. Que nos volcamos muchas personas de Villena en defender el trasvase del Júcar-Vinalopó desde Cortes de Pallás, quedó demostrado en la manifestación del 10 de septiembre. Es una evidencia, también, que en esta defensa del trasvase nos sentimos solos y echamos en falta que nuestras autoridades fuesen vehementes en su apoyo. Pero no es de esto de lo que quiero hablar hoy. Ya está bien de meterme con el Equipo de Gobierno, a cuyos integrantes, todo sea dicho de paso, respeto profundamente.
Hoy quisiera hablar de golf, sí señores, y tratar de poner de manifiesto que hay un grupo de personas que, a mi juicio, deliberadamente están desinformando a la opinión pública demonizando el golf como un monstruo que devora nuestros recursos hídricos. Algo que considero totalmente erróneo. Ese discurso, facilón, para llegar al personal, creo que en muchas ocasiones de forma velada, apela a los instintos más bajos del ser humano, en concreto al sexto de los Pecados Capitales, tratando de transmitir la equivocada impresión de que el golf es un deporte elitista, de ricos o de pijos. Nada más lejos de la realidad.
Según datos del INE, en el año 2000 a cada español se le abastecía de 168 litros de agua al día y había unas pérdidas diarias por fugas en la red de distribución de 68 litros por habitante y día. Estas cifras me dan un resultado escalofriante, nada más y nada menos que 2.720 millones de litros de agua se pierden cada día por deficiencias en las redes urbanas, entre el 10% y el 40% dependiendo de qué ciudades hablemos. Me indigna que este dato, los expertos que criminalizan el golf, lo obvien de esta forma tan cínica y se fijen, sin embargo, en los riegos de los campos que de acuerdo a la legislación vigente sólo usan agua reciclada procedente de sus propias depuradoras.
Lo que más me llama la atención es que hay personas de esta índole que se atreven a proponer debates sobre el golf echando mano de los tópicos más simplones que podamos imaginar, pero que a fuerza de repetirlos a muchos incautos han convencido. Dicen que pretenden generar opinión cuando en verdad deberían decir que pretenden seguir manipulándola. Plantean foros de debate allí donde es improcedente tratar temas tan importantes como el agua, tal vez porque se saben al dedillo la lección que les han enseñado y fuera de ella desconocen más datos, están indefensos y huyen por la tangente en cuanto les ofreces una versión distinta de la suya. Según su escaso ángulo de visión, el golf es capitalismo y con eso debería bastar para que creyésemos a pies juntillas lo que para ellos es dogma de fe.
Por fortuna existe en esta vida, para cada cosa, un mínimo de dos versiones y es tarea de cada cual aplicar un sentido crítico para obtener una visión lo más aproximada posible a la verdad. Desde mi punto de vista, el golf como deporte, junto con sus aspectos económicos basados en el turismo, genera riqueza en las poblaciones en las que se ubica y me parece muy acertada la decisión del Ayuntamiento de Villena de impulsar un campo de golf en nuestra ciudad, algo que, estoy seguro, tendremos que agradecerles en el futuro por lo mucho que puede aportarnos en materia de diversificación económica, empleo y riqueza. A partir de aquí, se puede debatir sobre otros muchos aspectos que suelen ir anexos a un campo de golf, pero el agua, como las bolas (de golf), no me las toque.