Nuestras calles
Dirá el lector que esto de las calles de Villena es un tema muy trillado, tanto que incluso hay un pasodoble con ese nombre. Sin embargo, yo quisiera hablarles hoy desde otra perspectiva distinta. No es una crítica en sí misma, o tal vez sí. Sea como sea, en verdad no intento criticar a nadie sino poner de manifiesto algo que veo todos los días, que sufro todos los días y que, por lo que observo y no podía ser de otra manera, es común a todo aquel que conduce su vehículo por la ciudad.
Y no, no me estoy refiriendo al peligro de caer en un socavón mientras esperas que el semáforo cambie a verde. Es que tengo un amigo que cuando le comenté el tema de mi columna dijo que seguramente hablaría de esto.
¿Han observado, amigos lectores, las esquinas de casi cualquier calle de Villena? Fíjense, cuando paseen, en la ubicación de los pasos de cebra. Están casi todos pegados a las esquinas. Pongamos un par de ejemplos claros. Si Ud. intenta cruzar la calle de la Virgen, observará que tiene en las esquinas de cualquiera de las calles que la cruzan un paso de cebra en la misma esquina. Hasta ahí nada que objetar: el peatón necesita un lugar seguro por donde cruzar. Sin embargo, el problema viene a continuación, cuando ya hemos superado esa esquina y seguimos recto, cruzando la calle. Les recuerdo que por esta calle circula un gran número de vehículos y que la preferencia de paso, lógicamente, la tiene quien va por esa vía.
Como es lógico, uno lo que quiere es cruzar rápidamente para entorpecer lo menos posible, sin embargo, a poco que inicia la marcha y está llegando a la siguiente esquina, se encuentra con otro paso de cebra. Si tiene la suerte de no encontrar a nadie cruzándolo, podrá continuar su marcha dejando que el otro vehículo pase sin mayores problemas. Pero no siempre es así, de golpe te sale un chaval (o chavala, claro) que salta sobre el paso de cebra y te obliga a frenar. Está en su derecho, por supuesto. Pero tu frenazo deja medio coche cruzando la calle preferente. El que baja, si está atento, o te esquiva o frena, y así sucesivamente ves de reojo que van frenando los que van detrás del primero y no quieres ni pensar la cantidad de simpáticos saludos que te estarán dedicando.
Y Uds. dirán que el peatón debe estar protegido y yo les digo que estoy totalmente de acuerdo porque, no nos engañemos, todos somos peatones (aunque no todos conductores). La reflexión que vengo a hacer no es otra que ésa, es decir, ese peatón que cruza por cualquiera de los pasos de cebra pintados indiscriminadamente por las esquina de las calles de Villena, puede estar poniéndose en más peligro al usarlo que si decidiese cruzar unos 15 metros más allá. ¿Por qué? Porque al final el conductor tiende a no frenar en el paso de cebra para evitar la colisión con el vehículo que circula por la calle preferente, así que el peatón, si no anda listo, se lleva el susto padre o vaya usted a saber si no algo peor.
¿Solución? La veo clara. O se regulan determinados cruces con semáforos o se pintan los pasos de cebra en lugares elegidos con un criterio más realista. Es importante tener una ciudad accesible y adaptada para todos. Y para que esto sea realmente efectivo, se necesita que esa accesibilidad responda a las realidades del uso.
Feliz día de la Hispanidad y no me llamen facha por colocar la bandera de España, la Constitucional, en la ventana de mi casa. Como con los pasos de cebra, ajuste su pensamiento a la realidad.