La pasada semana asistimos perplejos al recibimiento efectuado por el alcalde verde, Francisco Javier Esquembre, a los participantes de la Marcha por la Dignidad. El alcalde, sin contar con nada ni con nadie, recibió a estas personas y a través de uno de sus representantes les hizo firmar en el Libro de Honores de Villena. ¿Qué meritos tienen o han hechos estos señores y señoras para ser merecedores de tal distinción? Manifestarse en contra del sistema democrático establecido en la Constitución de 1978, esa que establece el régimen de libertades y derechos por el cual el alcalde puede ser alcalde.
Las personas que iban en esa marcha se merecen todo el respeto del mundo y tienen todo el derecho del mundo para manifestarse, para ello vivimos en un estado democrático que ampara el derecho de manifestación y la libertad de expresión, otra cosa es que el alcalde asuma como propios del sentir mayoritario del pueblo de Villena lo que piden en su marcha y la justificación que dan, y para muestra un botón sobre lo que significa para ellos la Constitución:
La descomposición del régimen surgido de la Constitución del 78 se hace evidente debido a los mismos elementos presentes en su nacimiento, el cual tuvo lugar en contra del pueblo, está corroído por la corrupción y no tiene ninguna legitimidad.
Señor Esquembre, ¿usted también cree la Constitución Española aprobada el 6 de diciembre de 1978 por el 87,78% de los votantes se hizo en contra del pueblo? La conclusión a la que podemos llegar es que sí a la vista de los méritos que otorga a las personas que firmaron en el Libro de Honor del Ayuntamiento.
Pues NO, señor alcalde, la Constitución no se hizo en contra del pueblo, y si usted defiende eso está defendiendo los postulados más extremistas de la izquierda (o la derecha) en contra del sistema democrático. Los componentes de la marcha niegan la legitimidad al sistema, entonces ¿qué legitimidad tiene usted para ser alcalde con el 21,67% de los votos de los villeneros? Usted es alcalde gracias al sistema, no gracias a la revolución, si quiere revolución váyase a Cuba o a Venezuela y allí los Castro o Maduro podrán hacerle alcalde sin pasar ningún filtro de legitimad otorgado por el pueblo más allá del dedo de un dictador.
Y una última reflexión, los planteamientos de la marcha y sus reivindicaciones, fuera el gobierno del PP, pan, trabajo y techo y el enarbolamiento de banderas de la segunda República nos hacen retrotraernos a épocas de la primera mitad del siglo XX, cuando las marchas del pueblo hacían caer los gobiernos y al final todos aquellos que no estaban de acuerdo con el sistema eran pasados a cuchillo (figurada o realmente) por los que tomaban el poder de modo no violento o violento directamente, ya fuesen fascistas, socialistas, nazis, comunistas o anarquistas.
Desde el PP no podemos estar de acuerdo con la actuación del alcalde y pensamos que su cargo lleva un plus de responsabilidad que debe mirar también por el sentir de la ciudadanía en general y no por refrendar con sus actuaciones planteamientos ideológicos extremos.
