Nuevos desprendimientos obligan a reforzar la seguridad en la iglesia de Santiago
El templo sigue pendiente de que Obispado, ayuntamiento y Conselleria de Cultura decidan impulsar nuevas obras de restauración
El pasado 21 de marzo se desprendieron pequeños cascotes de las cornisas de la torre campanario de la iglesia de Santiago cayendo sobre la calle Ramón y Cajal, cayendo algunos de ellos sobre el hombro de una transeúnte.
Tras la pertinente revisión del estado del templo, se acordó colocar, con carácter de urgencia, una red de protección alrededor de la torre campanario cubriendo la totalidad de sus cuatro caras para evitar posibles desprendimientos. Dicha red tiene unas dimensiones de 8 metros de ancha por 10 de alta para cada una de las caras de la torre, y desde entonces nos recuerda el mal estado de la construcción, que requiere de una importante actuación para revertir su deterioro.
Nuevo desprendimiento
Han pasado unos 8 meses desde entonces, pero la situación, lejos de mejorar, ha empeorado. El pasado día 17 hubo un nuevo desprendimiento, golpeando otra vez a una vecina que caminaba en ese momento por la calle Ramón y Cajal. Afortunadamente, no hubo daños personales que lamentar, más allá del susto.
De resultas del mismo, y tras una nueva revisión, se ha decidido aumentar las zonas protegidas, haciendo especial incidencia en las estructuras que soportan las gárgolas existentes (si ya cayeron muchas de ellas en el pasado, ¿cuánto falta para que se desprendan las que siguen en su lugar?) así como en aquellas zonas más “arenizadas”, es decir, aquellas en las que la piedra presentar un mayor desgaste, como las áreas sobre la entrada principal que dan a la Plaza de Santiago.
A la espera de fondos para las obras
A raíz de los desprendimientos del pasado mes de marzo, parroquia, Asociación de Amigos de Santiago y arquitectos restauradores aprovecharon la ocasión para poner en conocimiento de las partes –Obispado, ayuntamiento de Villena y Conselleria de Cultura de la Generalitat Valenciana– la urgente necesidad de acometer las obras de restauración y puesta en valor de la Torre-Campanario en su segunda fase, dado que es un Bien de Interés Cultural “en grave peligro de deterioro y causante de accidentes imprevisibles cuyo resultado puede ser muy grave”, apuntaron en un informe.
Dicha segunda fase de la restauración de la torre (la primera se acometió en 2018) tiene un coste estimado de 316.000 euros, por lo que se urgió a las administraciones implicadas a disponer el presupuesto necesario para poder acometer la actuación a la mayor brevedad posible.