Editorial

Otro Pleno para olvidar

Lamentablemente, la sesión plenaria del pasado sábado, en la que tomó posesión la nueva Corporación municipal con su alcaldesa, Celia Lledó, al frente, no pasará a la historia por lo inolvidable de sus discursos ni por haber supuesto la apertura de una nueva forma de conducirnos en democracia, dejando de lado enfrentamientos viscerales que entre todos habríamos de luchar por su definitiva supresión. Más bien al contrario: si algo ha quedado de lo visto y escuchado en el Teatro Chapí, han sido los reiterados abucheos y silbidos que tuvieron que soportar el concejal electo José Ayelo –directamente contra su persona– y la edil Vicenta Tortosa –en este caso, contra su discurso.
Mucho se ha debatido y escrito sobre estos hechos. No obstante, hoy queremos reiterar lo que dijimos en su día con motivo del tristemente célebre Pleno del pasado 28 de diciembre: no se puede consentir que el Pleno del ayuntamiento de Villena, máximo órgano de decisión y de representación municipal, se vea constantemente interrumpido por los gritos y los insultos de un reducido aunque ruidoso grupo de ciudadanos que, con su actuación, pierden la mucha o poca razón que puedan tener en este asunto o en cualquier otro. El respeto a las instituciones y a las personas está por encima de cualquier disputa política, y aún con más motivo cuando los ciudadanos acabamos de tener la oportunidad de mostrar nuestra opinión al respecto de la gestión de unos y otros. La dignidad de la institución y el respeto a las formas de debate y decisión en democracia son cuestiones mucho más importantes que los intereses, particulares o generales, de partidos políticos, equipos de gobierno o grupos de oposición. No se puede consentir, por tanto, lo sucedido el pasado sábado, y deseamos sinceramente no tener que volver a hablar de algo parecido.

Por lo demás, queda un resultado electoral que no admite réplica; queda el veredicto de un pueblo que ha mostrado sin equívocos su voluntad que de que exista un cambio profundo en la manera de hacer las cosas por parte de nuestros gobernantes; queda la alegría y la ilusión de la nueva alcaldesa y los integrantes de su nuevo equipo de gobierno; queda el compromiso de ejercer una oposición firme y leal desde los bancos de la oposición... y quedan y quedan tantas cosas por hacer que sería conveniente que olvidáramos de una vez disputas pasadas y nos pusiéramos manos a la obra, todos, en pos de conseguir la mejor Villena posible, porque en eso sí estaremos de acuerdo. ¿O tampoco?

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