Abandonad toda esperanza

Padres e hijos

Abandonad toda esperanza, salmo 179º
Como todos los años por estas fechas, la cercanía inminente del Salón del Cómic de Barcelona trae consigo que las editoriales especializadas tiren la casa por la ventana e inunden las librerías con lo mejor y/o lo más comercial de sus catálogos. También es el momento en que la crítica selecciona lo más destacado y hace público su veredicto inmisericorde... Álvaro Pons, uno de los popes en esto de hablar de tebeos en la red, lo tiene claro: de los varios centenares de títulos -no exagero ni un ápice- que van a publicarse de aquí a final de mes, el responsable de La cárcel de papel considera que los mejores son Tamara Drewe y El arte de volar. No me cabe duda de que ambos serán magníficos: suelo coincidir con el criterio del señor Pons, y a buen seguro que volveré a hablarles de estas historietas de Posy Simmonds, Antonio Altarriba y Kim. Pero si me preguntan cuál es el mejor cómic que podrá comprarse durante el Salón, yo también lo tengo claro. Tomen buena nota de este título: Ombligo sin fondo.

De primeras, la extensión de esta obra de Dash Shaw puede disuadir a más de un lector: estamos ante un cómic de más de setecientas páginas, a cuya gestación el autor dedicó dos años y medio dedicados a convivir con los miembros de la familia Loony, cuya base empieza a tambalearse cuando después de cuatro décadas los padres deciden dar por concluida su relación y empiezan a tramitar el divorcio.

Shaw relata en apenas seis días de convivencia en una casa en la playa cómo este hecho afecta de forma diferente a los hijos de la pareja; y para ello no teme experimentar a conciencia con las herramientas narrativas del medio en el que se mueve. Por tanto, este Ombligo sin fondo no será plato del gusto de todos los paladares, pero de lo que no cabe duda es de que sus tentativas formales no esconden, como suele pasar con muchos autores que solo buscan epatar a la burguesía, la vacuidad más absoluta; Shaw tiene un discurso propio, una manera particular de ver el mundo. Que el lector comulgue o no con él ya es otra cuestión.

Si le dan una oportunidad a esta novela gráfica, y a pesar de lo contundente del mamotreto, es posible que se queden con ganas de más; entonces deberán recuperar la previa La boca de mamá. Pero no se dejen engañar de nuevo por su aspecto: al contrario que la anterior, La boca de mamá es un relato muy breve, que se lee en un suspiro, más directo y menos simbólico, pero que para nada puede considerarse una obra intrascendente. Muy al contrario, estamos ante una pieza mayor del cómic independiente norteamericano, en la que Shaw vuelve a analizar con la cruda frialdad quirúrgica de un entomólogo los entresijos de la unidad familiar.

No quiero despedirme hoy sin destacar que estas dos obras (maestras) de Shaw han sido publicadas por Apa-apa Cómics, una de esas editoriales pequeñas y humildes que aparecen muy de vez en cuando y que hay que mimar como se merece, habida cuenta de su catálogo, tan deslumbrante como breve: James Kochalka, John Porcellino, Liz Prince y este Dash Shaw, un autor del que desde ya me propongo leer todo lo que lleve su firma, aunque sea una adaptación de las Páginas amarillas.

Ombligo sin fondo y La boca de mamá están editados por Apa-apa Còmics.

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