Cartas al Director

Para quitarse el sombrero

Más difícil que ver al alcalde “vestío” de torero es entender el devenir de aconteceres mundanos que nos pueden, y nos van, a costar caros (como todo, no te jode). Hablando del mundo, qué decir, aparte de que todo va como el mismísimo culo.
Por una parte, está el zangandungo impresentable ese del Trump, que está metiendo el tupé (léase narices) como si fuese el ombligo del mundo (ni qué decir tiene que lo es) allá en donde ni lo llaman ni puñetera falta que les hace, y cada vez que lanza a los cuatro vientos una de sus múltiples ventosidades mentales, a los puentes que aún quedan por romper les entra el tembleque. Y todo ello, para recordarnos que son los que mandan y los demás mutis; y a apechugar, por si las bombas.

Tampoco hemos de irnos tan lejos para descubrir en este, nuestro país, tremebundos noticiones que enervan los nervios al más pintado, si es que aún nos quedan nervios por enervar, claro está. A saber... Tenemos a los pensionistas, que ya están hasta el garrote con tanta jodienda gubernamental, manifestándose exigiendo, que no mendigando, que la migaja de pensión que se les otorga sea digna y no un recochineo mayúsculo. Porque con la subida del vergonzante 0,25% solamente les da para comprarse unos cinco caramelicos por cada 100 napos cobrados. Ver para creer, chico.

Y a esto le podemos añadir las movidas promovidas por ese expresident que molesta más que un grano allá donde la espalda pierde el nombre y gana otro. Los másteres fantasma de dirigentes que se sospecha fueron favorecidos por ser quienes son, o por pertenecer a tal o a cual formación política. Y demás cosas que me guardo, pues no tengo todo el periódico para mí solo.

Llegados a este punto, tratemos algo de aqueste nuestro municipio. Leí en la prensa, no va a ser en un plato de albóndigas, la acojonante noticia de que el M.I. había tenido que buscar personal en bolsas de trabajo de otros municipios para hacer frente a unos veintitantos puestos en el citado consistorio. Maldita la gracia que les hace a los parados villenenses, puesto que los hay, aunque el ayuntamiento lo obvie. Saliendo a la palestra, el concejal de marras adujo que si no había sido posible agarrarse a la bolsa de trabajo en el ayuntamiento, esto había sido porque esta no existía. Tan pancho se quedó, que solo le faltó echarle la culpa a quienes no fueron a apuntarse. En fin, no busquemos los tres pies al gato, no sea que se los encontremos y entonces…

Y como por lo pronto ya me cansé de dar un tanto la vara, este que lo es se va por la barranquilla un rato. Lo dicho, estos desaguisados no los arregla ni McGiver con un palillo. Hasta más ver, pues. ¡Au!

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