Editorial

Pleno con suspense

Nuestro gozo en un pozo. Pese a barruntar lo contrario, albergábamos la pequeña esperanza de que, una vez conocido el resultado de la asamblea local del Partido Popular, las cosas se recondujeran y volviera a la senda de la sensatez un equipo de gobierno que durante los últimos meses ha sido cualquier cosa menos “equipo”. Pero nada más lejos de la realidad, puesto que ahora está en peligro hasta el “gobierno”.
Si el último Pleno ordinario estuvo marcado por la sorpresa y el sobresalto, motivado por la inesperada abstención de los concejales díscolos, lo que dio el pistoletazo de salida a una de las semanas más bochornosas que se recuerdan en la vida municipal de nuestra ciudad, en la que no faltaron ni la toma de Alcaldía para realizar actos partidistas de adhesión inquebrantable ni unas declaraciones explosivas e inéditas de los ediles rebeldes, el Pleno que tendrá lugar la próxima semana viene marcado por el suspense, puesto que resulta imposible conocer, a estas alturas, si la mayoría popular sigue siendo tal o, por el contrario, se va a venir abajo con el apoyo de Richart, Pedrosa, Poveda, Serra y Amorós.

En sólo unos días, los ediles díscolos han rechazado el enésimo intento de mediación impulsado desde la dirección regional del partido, que volvió a enviar a Villena al Delegado del Consell en Alicante, José Ciscar, con la intención de sacar algo positivo, volviéndose por donde había venido con el rabo entre las piernas, si se nos permite la expresión. Pero es que también han vuelto a abstenerse ante diversas mociones en la comisión informativa previa al Pleno, argumentando –una vez más– que desconocían el contenido de las mismas y el sentido del voto de sus compañeros.

Así las cosas, mucho nos tememos que, a no ser que los once concejales populares sean capaces de reunirse, explicarse las mociones y alcanzar un acuerdo, lo que se antoja realmente difícil, el próximo Pleno puede volver a repetirse el “espectáculo” del anterior, poniéndose de manifiesto de manera definitiva que la gobernabilidad del ayuntamiento es más débil de lo que jamás lo ha sido en Villena. Por ello, nunca nos vamos a cansar de repetir que ya está bien. Alguien deberá poner fin de una vez, sea como sea, a este disparate.

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