Viéndolas pasar

¿Podemos?

En el momento de publicar esta columna ya se sabrá si España está o no, en la Final de la Eurocopa, súbita preocupación social que ha superado en las últimas encuestas de esas que se hacen de forma aleatoria proporcional con un error de un más menos 5 por ciento sobre una población bla, bla, bla… Que nunca aciertan, vamos.
¿El precio del petróleo? ¡Qué más da si conseguimos eliminar a los rusos de la Euro! El Euribor es una anécdota menor, habrá quien cambie unas décimas por un par de goles de Güiza o de Villa, ese que lleva una camiseta con un número que no le corresponde porque, el 7, el 7 de España, es propiedad de Raúl y no me dirán Uds. que no se echó de menos el pasado domingo jugando los cuartos contra Italia.

Lo que ocurre es que tenemos memoria débil y frágil voluntad, nos conformamos con poco y a nada que hemos eliminado a los italianos en el último suspiro de los “penaltiles” (como decimos en Villena), ya no nos acordamos del 7 de España, de quien yo sí estuve añorando su presencia en ese partido, sólo en ese partido, porque, señoras y señores expertos en fútbol, Joseph incluido, ni Villa ni Güiza hubieran marcado un gol a Italia ni aunque el partido hubiese durado una semana entera, se necesitaba a Raúl, pero Raúl no estaba porque el entrenador del Fenerbahçe, ese que iba a dimitir si España no hacía un buen papel en el pasado mundial, ese que llaman algunos “sabio de Hortaleza”, simple y llanamente, impuso su excéntrica decisión por encima de la lógica.

A pesar de ello, vibré mientras Casillas detenía los disparos de los italianos, porque esta es otra, si no es por Casillas, vaya usted a saber dónde estaría ahora la selección, probablemente, de vacaciones. A diferencia de Tardá (ERC) y Ercoreca (PNV) –ya, ya sé que no algunos no lo escriben así– yo sí estoy con España. El primero, en una clara e infantil provocación, dice que su pronóstico para España - Rusia no lo dice porque no le iba a gustar a los españoles… alemán que es el tío, vamos. Y el otro, el portavoz del PNV en el Congreso, abierta y puerilmente, lanza su provocación diciendo que su deseo es que pierda España por 2 goles a 1. Yo no le diré a este elemento dónde quiero ver al Athletic Club de Bilbao porque, al fin y al cabo, a mí ni fu ni fa. Lo que me hace gracia de estos antiespañoles es que tienen sus buenos ingresos a cuenta de este país al que tanto odian, ¿cuánto cobra Ercoreca por ser portavoz de un Congreso de Diputados que gobierna un país al que ellos consideran “no amigo”?

Ya, ya sé, amigo y amiga lector y lectora, que estos políticos desarrollan y proyectan este tipo de acciones de cara a “su público” y que los demás debiéramos ser mucho más inteligentes que ellos y no caer en sus provocaciones, pero bueno, no está de más decirlo, contarlo para que la gente del sur sepamos lo que en realidad cuecen estos otros elementos y que en su momento, cuando tengamos que enfrentarnos a los pulsos que periódicamente echan al Estado español, sepamos discernir quien es el malo y quien el bueno. Siempre es el bueno el Estado español, gobierne Zapatero o Rajoy, es decir, PSOE o PP.

En el fondo –también en superficie– me parecen tan malos estos políticos como malo es el seleccionador, pero lo que me parece aún peor es que los demás españolitos tengamos esta memoria tan volátil, que no nos acordemos de que la Selección ha ido arrastrando su imagen por los campos europeos en la fase previa de la Eurocopa, del mismo modo que estos políticos regionalistas proyectan una pésima versión de un país libre y demócrata como España.

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