Revelaciones

Por unos chicles más civilizados

El día que se termine y se inaugure LA OBRA va a ser complicado comprobar si las baldosas son nuevas o las mismas que había con anterioridad

Os aseguro que en la Avenida de la Constitución de Villena hay papeleras. Una papelera cada pocos metros. Lo que pasa es que son grises y está científicamente demostrado que este color es imperceptible al ojo de algunas especies que bien podrían llegar a confundirse con los seres humanos. De manera que sería necesario repensar otras tonalidades para esos recipientes con la finalidad de que puedan ser reconocidos por cualquier tipo de fauna o especie.

Como no se tomen medidas urgentes, el día que se termine la obra (cómo que ¿qué obra?: LA OBRA) y se inaugure con todo tipo de pompa y circunstancia, va a ser complicado comprobar si las baldosas son nuevas o las mismas que había con anterioridad.

Uno se pregunta si, a la vista de esta cruda realidad de gomas negras pisoteadas, no sería mejor enlosar directamente con chicles masticados. Se podría hacer como con las recogidas de tapones e invitar a los escupidores a concentrarse en las calles en reformas… ¡Joder, más fácil que lo de los tapones, sería!

Uno se pregunta también (porque uno es casi cansino por naturaleza) si no sería conveniente hacer una campaña invitando a las buenas gentes de la ciudad de Villena a tirar las cositas que salen de su boca, o caen de sus manos, a la papelera. (Yo tengo algunas ideas de cómo podría plantearse, pero no las voy a dar porque para eso estamos costeando entre todas y todos un gabinete de prensa o comunicación municipal o del equipo de gobierno o lo que sea).

Uno se pregunta (porque es tonto y por tercera vez en esta página) cómo pueden quedar todavía personas que se presentan en las listas de los partidos con la idea de gobernar a un pueblo que arroja sus mierdas en cualquier lugar confiando en que otros acabarán recogiéndolas. Un pueblo que los pone a parir en las terrazas de los bares y en los mostradores de los comercios y se queja, entre y trago y trago y colilla al suelo, de lo sucio que está todo y lo mal que se hacen las obras y que les atienden los médicos y que les educan a los hijos los maestros y que funciona el mundo en general. ¡Todo mal!... mientas cruzan los semáforos en rojo con niño por delante, recogido en la puerta del cole decorada con gomas de mascar de todos los tamaños.

Y ya no hay más preguntas, señoría. Porque sé que, al final, hay más gente educada que de la otra calaña, y por eso funcionan las cosas (más o menos) y sé que en cuanto hagan la campaña “Por unos chicles más civilizados” las cosas cambiarán considerablemente.

Posdata: Aunque no quería dar ningún consejo, terminaré proponiendo (sin ningún coste adicional) al gabinete de prensa o propaganda municipal, o lo que sea, que intente hacer una campaña simpática y amable no vaya a ser que algún colectivo de ofendiditos meta al ayuntamiento en los juzgados… yo qué sé, por ejemplo La Asociación Kultural Bazoka u otra parecida.

(Votos: 14 Promedio: 5)

3 comentarios

    1. Y digo yo…¿No nos da vergüenza tener que tirar de máquina quita chicles? Porque estar, estará, y no niego su utilidad para arrancar los muchísimos que adornan nuestros suelos patrios, pero que levante la mano la que, o el que, cuando está en su casa tira al suelo el chiche (o la bolsa de patatas, o la lata de refresco, o lo que sea). Señores, un poco de civismo nunca está de más. Más de bien de menos, nos falta muchísimo para llegar.

  1. El problema es que cuando algunos éramos jóvenes si tirábamos algo al suelo obedecimos a la reprimenda de cualquier adulto, pero ahora los niños y los jóvenes no, y como lo hagas delante de sus padres te expones a otra muestra de mala educación por su parte.

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