Fuego de virutas

Predicciones

Aunque no tanto como se dice, la pitonisa del oráculo de Delfos se caracterizaba por dar respuestas ambiguas. O la supuesta ambigüedad residía en la oscuridad propia de una contestación enigmática, dicen que inspirada por vapores alucinógenos, y expresada normalmente mediante fórmulas versificadas. Así, pasase lo que pasase, pasaba lo que se había dicho que iba a pasar.

De cualquier modo, por ejemplo, si tras consultar al oráculo de Delfos Egeo hubiera tenido un poco de alma de poeta, sólo un poco, no hubiera precipitado su paternidad requerida. Porque le dijo Pitia: "No desates tú, el más excelente de los hombres, la boca que sale del odre de vino antes de que hayas llegado a lo más alto de la ciudad de Atenas". Y como no lo entendió, antes de llegar a Atenas, entretenido en Trecén y contando lo dicho por el oráculo, bebió de las copas del rey Piteo que sí que pilló el enigma. Piteo, dándole vino con generosidad, emborrachándolo, lo apareó a conciencia con su hija Etra. Y Egeo gastó antes de lo previsto la descendencia. El oráculo le podía haber dicho directamente que no se emborrachara antes de llegar a la acrópolis ateniense, pero así, tan directo, no corresponde con un templo dedicado al dios Apolo, inspirador de músicos y poetas. De lo de Egeo con Etra nació Teseo. Otros relatos, no obstante, cuentan que lo que dijo el oráculo no se refería al odre de vino, sino al odre-cuerpo de Egeo: "No abras tu odre hasta que regreses a Atenas". Esto es, que no mantuviera relación sexual hasta llegar a su reino. Pero el rey Piteo...

Por su parte, el médico Podalirio, hijo de Asclepio, sí que supo interpretar la respuesta que le dieron fundando una ciudad en el Quersoneso cario, un valle muy protegido al estar rodeado de montañas. Consultado el oráculo sobre dónde debía fijar su residencia, le había respondido que eligiese un lugar donde no tuviese que temer nada si el cielo caía a su alrededor: "en el país donde, si el cielo cae, no sufrirás ningún daño".

Contra equívocos, en Villena existe un dicho popular que cabe para otras poblaciones cambiando el nombre del relieve. Nos referimos al que dice: "Cuando la Sierra de la Villa está embardá / llueve mucho, poco o ná". El axioma garantiza el acierto. Pero lo que menos esperábamos era encontrarnos este tipo de perogrulladas en un libro de texto. Como muchos padres, teniendo tiempo, nos sentamos con nuestras hijas a tomarles la lección. En mi casa, de las asignaturas de ciencias se encarga mi mujer. Yo me encargo de las de letras. Asignaturas de letras que también son ciencias. En fin. Aquel día eran Ciencias Sociales y uno de los epígrafes del libro de texto trataba sobre el "cambio climático", teoría que se ha impuesto en los medios de comunicación y también en los nuevos libros de texto que se sienten en la obligación de atender la "actualidad". Y sobre el cambio climático el libro decía –citamos literalmente para no tergiversar– que: "Los científicos nos están alertando de que el ascenso de las temperaturas puede provocar un cambio climático. Según sus predicciones, el clima se extremará y se hará más imprevisible: en unas zonas, las inundaciones serán más frecuentes; en otras, las sequías serán más intensas y las temperaturas se volverán o muy cálidas o muy frías." Sí, "o muy cálidas o muy frías"... Como el llover del dicho para la Sierra de la Villa –o si se quiere para la Cruz de la Muela– embardada: Que será mucho, poco o nada.

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