Cartas al Director

¿Productos perniciosos o esclavos del cuerpo?

“Hacer deporte” está convirtiéndose no sólo en un hobby, sino también en una rutina vital para el mantenimiento de nuestra salud. Ahora bien, los motivos por los que unos y otros realizamos ejercicio físico pueden ser bien diversos. El culto al cuerpo es uno de ellos, hasta el punto que puede convertirse en una obsesión.
Teníamos conocimiento la semana pasada de la existencia de tres jóvenes adictos a los anabolizantes que han sido tratados en la Unidad de Conductas Adictivas de Villena. Sin obviar la falta de control de un amplio mercado de productos que potencian los efectos naturales de la práctica de ejercicio físico y que son de dudoso beneficio para la salud, se ha de tener presente la responsabilidad tanto en su prescripción como en su consumo. Cuando alguien nos vende unos zapatos, basta con no querer ir descalzo para que nos convenzan de comprarlos. Con estos productos ocurre lo mismo. Cualquier deportista –no sólo los culturistas– debe ser consciente de la profesionalidad y fiabilidad de la persona que nos lo recomienda. A su vez, también hay –como con el alcohol– personas que consumen de forma irresponsable estos productos, sin ser conscientes de que tienen una posología, al igual que los medicamentos.

A pesar de haber cada vez más gente consciente de la importancia de hacer ejercicio físico para gozar de buena salud, existe un amplio desconocimiento no sólo de los efectos positivos que se derivan de la práctica, sino de los riesgos que en ocasiones se asumen. Si atribuimos a la práctica de ejercicio físico la benevolencia que siempre le ha caracterizado nos estaremos equivocando. Hemos de saber, entre otras cuestiones, cuáles son las características del ejercicio físico, cómo se realiza correctamente, qué necesidades tiene el sujeto o cómo prevenir los posibles riesgos de lesión.

En una sociedad y una juventud preocupada en exceso por su imagen, hemos de poner nuestro grano de arena como agentes educadores y contribuir a una formación integral del individuo en todas sus facetas. A pesar de que más que nunca tenemos el conocimiento a un click de distancia, también se encuentran en Internet verdades y mentiras. Seguramente, tanto la educación física y corporal, como la educación afectiva, dan respuesta a estas cuestiones del ser humano por su propia condición físico- motriz, y tanto en casa como en los centros educativos o entornos deportivos se han de tratar estos temas.

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