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Profesport: El estiramiento estático pasivo, a debate

Lo que conocemos como estirar antes del ejercicio puede aumentar la flexibilidad durante 90 minutos, pero hay escasa evidencia científica que sugiera que esos hábitos puedan mejorar el rendimiento en el ejercicio posterior o ayuden a prevenir lesiones.

De hecho, el estiramiento justo antes del ejercicio incluso puede causar deficiencias temporales en la fuerza. Los datos indican que el riesgo de lesiones a los músculos, tendones y ligamentos está más estrechamente relacionado con una mala condición física aeróbica del atleta, con la ausencia del trabajo excéntrico en las rutinas de entrenamiento o con la ausencia de calentamiento, más que con una flexibilidad insuficiente.

Debido a que la evidencia científica provee un respaldo tan débil al beneficio del estiramiento antes del ejercicio, ¿por qué se sigue recomendando? Por varios motivos. Muchos expertos han tenido experiencias clínicas y prácticas positivas con el estiramiento, y hay miles de anécdotas de lesiones que han ocurrido en las raras ocasiones en que los atletas que previamente no tenían lesiones se negaron a estirar antes del ejercicio. También hay críticas válidas de los datos científicos. Los estudios de estiramiento han examinado varios tipos, duraciones y frecuencias de estiramientos, poblaciones limitadas de atletas y sólo unos pocos deportes. Por ejemplo, muchos de los datos negativos acerca del estiramiento corresponden a atletas en carreras de distancia, un deporte en el cual la economía de carrera parece ser mejor con menos flexibilidad, no con más. Aunque el estiramiento puede no ser útil para los corredores de resistencia, ¿sería válida la misma suposición para los corredores de vallas, gimnastas o bailarines, para quienes tradicionalmente la flexibilidad ocupa un lugar relevante para el rendimiento? Por otro lado, a tener presente la gran cantidad de deportistas con los isquiotibiales cortos, a los cuales han de prestar una atención especial por su influencia directa en los problemas de espalda.

Así pues, debido a que el estiramiento bien hecho sí aumenta la amplitud articular temporalmente, no disminuye el riesgo de lesión, pero sí puede afectar a la contractibilidad de las fibras musculares, la solución pasa por estirar entre sesiones de entrenamiento o competición, ya que también en el caso del estiramiento para volver a la calma hemos de tener en cuenta que, en sesiones con una intensidad elevada, la musculatura está más predispuesta a sufrir lesiones, por lo que según las últimas investigaciones también se recomienda el estiramiento pasadas unas horas después del ejercicio.

Tal vez los deportistas deban ser evaluados individualmente para entender mejor cómo utilizar su tiempo de preparación antes del ejercicio o qué ejercicios son los adecuados para aumentar la flexibilidad sin disminuir la eficiencia mecánica de su musculatura. Sea como sea, los deportistas con poca flexibilidad deberían tener en cuenta un trabajo específico de amplitud articular y elasticidad que estuviera orientado hacia la mejora del rendimiento, es decir, que fuera lo más funcional posible o hacia la prevención de lesiones en una fase de la temporada en la que el objetivo sea el incremento específico de la flexibilidad.

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