Profesport: Hombres y mujeres no respondemos igual ante el ejercicio físico
Una reciente investigación publicada en la revista Metabolism ha demostrado que los efectos de la actividad física pueden ser muy diferentes entre hombres y mujeres, algo que puede tener importantes consecuencias en la manera en que se afrontan problemáticas como la obesidad o la diabetes.
Los investigadores de la Universidad de Missouri que han realizado el estudio partieron de su preocupación por la escalada de pacientes que padecen diabetes de tipo 2 en Estados Unidos, y que ha aumentado de manera paralela al de la obesidad. Para paliar la misma, una de las recomendaciones más habituales (junto a la de dejar de fumar o perder peso) se encontraba sin lugar a dudas la realización de ejercicio físico de manera regular y continuada, al menos entre media hora y una hora al día. Este nuevo estudio pone en tela de juicio tal afirmación.
La investigación pone de manifiesto que las ventajas que pensamos que el ejercicio va a proporcionar a cada individuo pueden no ser las mismas para personas de ambos sexos, especialmente aquellos que padecen diabetes de tipo 2. Jill Kanaley, del Departamento de Nutrición y Ejercicio Fisiológico de la Universidad de Michigan, afirma que es preocupante porque la alta tasa de mortalidad entre pacientes con diabetes tipo 2, especialmente entre mujeres, hace necesaria una revisión de los planes de actuación.
En este sentido concluye que la actividad física por sí misma no es suficiente para afrontar este tipo de dolencias, que por lo tanto deben ser complementadas con otro tipo de intervenciones como una vigilancia más estrecha de nuestra alimentación. El estudio también concluye que el concepto de hacer deporte es muy relativo y que en muchas ocasiones la selección del cómo, cuánto y para qué hacer ejercicio físico pueden influir en la consecución de los resultados que queremos conseguir. Como indica Jill Kanaley, el programa de paseos ejercicio aeróbico- no mostró una mejora positiva para ellas, aunque sí para ellos. Las mujeres participantes en la investigación no vieron mejoradas sus funciones cardiovasculares, como la presión sanguínea o su frecuencia cardiaca. El grupo de científicos estadounidenses señala que indudablemente el ejercicio físico en general sí aporta beneficios, pero quizá necesiten dedicar un mayor tiempo a este tipo de actividad o una intensidad mayor en el mismo para determinadas patologías como la diabetes tipo 2 o la obesidad, además de controlar la dieta y otros factores de riesgo.
Una vez más, se demuestra que cuando estamos pensando en hacer deporte para mejorar nuestra salud, probablemente no estemos llegando al umbral de tiempo o intensidad donde empiezan a ser notables los beneficios saludables de la práctica regular de ejercicio físico. A su vez, lo mismo ocurre con actividades físico-deportivas que no mantienen los niveles de movilidad articular o fuerza funcional con el paso de los años. Si no centramos nuestra atención en ellos, probablemente la calidad de vida irá decayendo porque la edad no perdona.