Cartas al Director

Reunión de amigos…

La semana pasada estuvimos en casa almorzando los amigos que nos reunimos para charlar de nuestras cosas y, como siempre, salió uno de nosotros hablando de política. En esta ocasión nos ha visitado una amiga china, con cuyo marido hemos hecho muy buena amistad. Ella se llama Lin y es una mujer muy hermosa y que todos nos brindamos para que comparta la gachamiga en esta mañana algo fría y húmeda. Esta vez le ha tocado hacerla a Ramón. Debo reconocer que Ramón es un especialista en cocinar está clase de comidas obreras.
Miguel interviene diciendo que el problema del PP es de desconfianza, que de seguir así, vamos a ver a un partido dividido. Dice nuestra buena amiga Lin que en su país existe un proverbio que dice que “cuando alguien señala la luna, sólo los necios miran hacia el dedo”. Creo que con el expresado proverbio queda dicho todo para los que no entiendan lo que está sucediendo en nuestra democracia. Interviene Juan diciendo, que lo último de María San Gil es una prueba más de la división que caldea en la derecha.

La verdad es que comprendo a María San Gil. A más de uno, y a escala de militante (sin cobrar), le ha ocurrido algo parecido. O sea, te afilias a un partido, con el tiempo encabezas una candidatura y sales a por todas dando el pecho en la campaña, exponiendo en ella lo que tú crees que es el partido; pero al final si ganas bien, pero si las pierdes ya estás arreglado: todo serán reproches, a partir de ahí no esperes nada ya del partido. El abandono es mediático y al final te preguntas “¿qué he hecho?”. Quizás debería haber seguido los consejos de más arriba, quiero decir que tenía que renunciar a sus principios éticos con sus vecinos. Al final como no se renuncia a mentir a los ciudadanos se tuvo que ir a casa. Comprendo muy bien no sólo a María San Gil, sino a todos aquellos que no renuncian a sus principios y dignidad; aquellos que lo dieron todo y que se jugaron el pellejo todos los días para defender unas convicciones, ahora se niegan a interpretar el papel de comparsa en esta comedia. Estos episodios no son una simple anécdota en el funcionamiento de los partidos, sino que reflejan los hábitos autoritarios y antidemocráticos con los que se opera en los partidos de derecha conservadores. Es tan fuerte esta cultura que ni siquiera muchos de los militantes de estos partidos se han dado cuenta hasta ahora.

Pero es la historia reciente de estos partidos conservadores, y que ahora dicen ser de centro, reformista y liberales. Hay que ver qué cara dura deben tener estos nuevos inventores liberales, reformistas y, como no, de centro. Si ésta es la nueva imagen que quieren dar a los ciudadanos, estarán engañando como tantas veces han hecho. Así que éste es el PP y los partidos que tenemos en España, que por cierto, se financian en más del 70% con cargo a las subvenciones que reciben de nuestros impuestos. Esto más que un cambio parece una segunda transición, pero leyendo al director de El Mundo, al cual le parece en líneas generales inobjetable, o sea acepta la definición del partido conservador como partido de centro, liberal y reformistas y que según éste no es conservador en el sentido tradicional. Creo que brilla por su ausencia la regeneración de la vida política y democrática. La renuncia de María San Gil está sirviendo para escenificar las diferencias en el seno del PP, que son cada día que transcurre más visibles.

Este país nuestro es muy complicado y raro. Dice Juan que de seguir así el PP de la oposición se va a desintegrar, es decir, se está poniendo en precario el sistema de libertades. Ahora unos dicen que sale el Jefe del Estado provocando un debate al hacer un elogio contundente al presidente del Gobierno; algo inconcebible en cualquier monarquía seria. Rompe su silencio Miguel para decir que el PP está pagando los platos rotos de un candidato quemado al que no le queda otra salida honorable que un limpio y expeditivo “haraquiri”. Es posible que nuestro amigo tenga más razón que un santo. Rajoy ya no vale ni para actor principal sino sólo como cadáver político al que no le queda otra salida honorable que dimitir.

Fdo. Luis Soria Navarro

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