Cultura

Revista de verano (uno)

Al fin llegó el calor, tan amado y detestado como el frío según entiendo por los comentarios que vienen sucediéndose en las redes sociales. Una de las redes pregunta: ¿Qué piensas? Y el personal responde: “puto calor”, o mejor aún, con la gracia que siempre aporta el aderezo del poliodio: “que no os vea quejaros del puto calor después del por saco que habéis dado con el frío”. Pero es julio y huele a vacaciones o a playa o a viajes o a largos atardeceres. También huele a caracoles y a sardinas (y, claro, Villena ya sabemos a lo que huele sea inverno o verano).
El caso es que hemos llegado a esta segunda quincena de julio donde parece que por fin nuestra ciudad recibe su merecido descanso en cuanto a actividades (ya sé que tenemos las fiestas de la pedanía de La Virgen y alguna cosa más) festivas y culturales, así que es un buen momento para el sosiego. De todas formas, para fortuna de las almas más inquietas ya tenemos cartelería y folletos de la próxima semana de cine, del festival de títeres, de los festivales de rock… Así que somos conscientes de que esta latencia es solo una parada para tomar aire antes de comenzar un nuevo y frenético ciclo (con elecciones municipales incluidas) que nos llevará hasta el próximo julio.

Pero no pensemos en ello durante esta quincena de reposo. Ahora toca pasar calor, esquivar el aguijón de los mosquitos y comentar con tristeza los cuatro goles que encajó Croacia, por ejemplo. También es un buen momento para disfrutar del arreglo de calles en sus distintas modalidades: parcheo, números pares, completo…, oportuno tanto por las temperaturas como por el remanente electoral que suele dejar de cara a la pre-precampaña prevista para después de las Fiestas Mayores. Los arreglos en todo caso son como la lluvia que nunca cae al gusto de todas (iba a escribir eso de “que nadie sabe por qué cae”, pero me contuve a tiempo).

Con todo, si usted querida persona no está de vacaciones o le pillan lejos, nuestro ayuntamiento nos ofrece esta semana la oportunidad de echar una mirada a la obra del edificio de la Electroharinera, futuro Museo de la ciudad, en una jornada de puertas abiertas. Y digo bien cuando digo obra, porque único que se puede ver es la reforma del edificio. De lo que habrá o no habrá lo tendrán que imaginar ustedes por su cuenta o con ayuda de las intenciones, más o menos cercanas al cuento de la lechera, que nos vayan dando. Un jugoso plan, en cualquier caso, para quienes sientan inmensa curiosidad por el asunto, quienes no tengan otra que hacer, o para quienes tengan afición a ver pisos de parejas recién casadas.

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