Saber ganar (Parte I)
Es hora de reflexiones, ya lo decía en mi columna de la semana pasada, y es hora de análisis de datos. Lo más difícil será, seguramente, realizar una autocrítica objetiva que ponga a cada uno en la pista cierta que les ayude a comprender lo que ha pasado.
Si la diferencia de votos y concejales hubiese sido menor la cosa se complicaría, porque permitiría elaborar muchas otras hipótesis, podrían ponerse paños calientes y lo que es peor, se podría llegar a pensar que lo objetivamente mal hecho, no estaba tan mal. Así las cosas, los grupos que formaron el tripartito en general y el PSOE en particular, deben tener claro que al ciudadano de Villena no le ha gustado que los proyectos presentados por sus partidos se hayan convertido en barrizales insalvables. Haciendo un poco de memoria, empezando por el proyecto de rehabilitación del casco antiguo, el famoso eje Santiago-Santa María, que era un proyecto entregado por el PP de Rodes y que sólo era necesario ejecutar, se lo complicaron ellos solitos de forma inexplicable y así, uno tras otro. Un centro de ocio que, al margen de que contase con una fuerte oposición ciudadana, se suponía que sus primeros pasos se darían a los 100 días de gobernar el tripartito. Llegamos al final de la legislatura y a un mes escaso de ese final, salta por los aires el proyecto y el tripartito. Desconozco en qué orden sucedió aunque lo que el ciudadano percibió fue tal como lo escribo.
Antes de eso, se aplaudió la derogación del trasvase del Ebro y el pueblo entendió que éramos víctima de los acuerdos del PSOE con los independentistas catalanes. Nos quedamos sin agua y la excusa era que afectaba al ecosistema del Delta del Ebro, ese mismo lugar donde se han recalificado miles de metros de terreno para construir edificios. Uno ya no se cree nada, ni siquiera el supuesto ecologismo de los socios de gobierno que, declarándose antitrasvasistas, apoyan el del Azud de la Marquesa, donde el Júcar está lleno de porquería la mayor parte del año, y lo hacen despreciando el de Cortes de Pallás, con quien a puntito estuvimos de hermanarnos según decía la Sra. Tortosa poco antes de apoyar el trasvase desde la desembocadura.
En una ciudad donde la inmensa mayoría de los vecinos creemos en la igualdad de género, se acentuó sobremanera la diferencia. Nunca lo entendí. El exceso de discriminación positiva aborreció a propios y extraños. Y es que una sociedad como la nuestra no necesitaba un giro feminista, sino una apuesta decidida por lo neutro, por la igualdad, insisto. Deberían reflexionar acerca de esto.
Entre unas cosas y otras, o en la suma de todas, salieron 7.000 firmas que decían NO al parking. Un parking con el que, en realidad, se intentaba hacer viable un proyecto inviable, el del centro de ocio, y otras 4.500 firmas que pedían la rehabilitación de la plaza de toros. Independientemente de la opinión personal de cada cual, parece claro ante semejante panorama que lo difícil era mantener, siquiera, el número de votos.
No han sido los errores del tripartito los que han dado la victoria al PP. El proyecto del PP, piénselo, es una apuesta tremendamente atrevida y arriesgada. A cualquiera daría vértigo pensar que es de obligado cumplimiento y, vuélvalo a pensar, el PP al hacer esta apuesta tan grande, asume esta obligación.
No me queda espacio para más, prefiero dejar para la semana que viene el análisis sobre el proyecto del PP en Villena y en Valencia. También, por qué no, del Estado. No obstante, quiero expresar mi respeto a los ediles salientes, al fin y al cabo, han sacrificado parte de su vida, prestigio y salud en el desempeño de una función al servicio, acertado o no, de la ciudad.