Cartas al Director

Se casan

Sé positivamente que no soy nada original al abordar este asunto de las bodas aireadas. Otras personas lo han acometido con desigual éxito, más bien diría con ningún éxito si tenemos en cuenta el profuso y amplio abanico de ofertas que hay en el mercado de la publicidad del “amor para siempre”.
Ante todo hay que descubrirse ante la variopinta gama de recursos puesta en acción por el comando de los sabaneros. Supongo que toda esa parafernalia es fruto de un sesudo estudio de los novios para, así, hacerlos aparecer en sus fotocopias de diferentes poses y figuras. “Chapó”. Diversas zonas de Villena son el espejo en que nos miramos los que ya estamos casados y los que no, cuando se anuncia a bombo y platillo la nueva pareja que ha de pasar por el altar o el juzgado o el ayuntamiento, que de todo hay en la viña del señor; ya sabemos que los que simplemente se ”juntan” nunca tendrán la dicha y fortuna de aparecer en una sábana “grafitera” o pegados en las farolas y árboles de la localidad. Conviene, por lo tanto, casarse: ya ves, si no estás colgado de la verja de la plaza de toros, simplemente no existes, chaval.

Tampoco sé muy bien si esta costumbre de publicidad gratuita de la boda, día y hora, es para que nos animemos y nos demos un garbeo por allí, por si alguien falla y ocupamos su plato, puede ser. Tengamos el traje preparado. Del mismo modo, tampoco sé si esta costumbre, casi ancestral, es propia de Villena o es algo habitual en los contornos. Lo digo, más que nada, porque si es algo genuino, podía ser digno de añadirlo en la amplia oferta turística de la ciudad. “… Y ahora nos detenemos unos instantes para que ustedes puedan hacer unas fotos de Maruja y Pepe que se casan este sábado”. Sublime.

Pensando en el tema que nos ocupa me doy cuenta que el pasado tripartito no pudo con esta machacona costumbre del sabaneo, y ahora que nos dirige un partido serio donde los haya, observo que seguimos igual que antes. ¿Será que el hábito está tan anclado en las conciencias de los “amigos para siempre” que no hay gobierno local que se les resista? ¡Celia, pon un poco de orden en el patio! No vaya a ser que en el magno momento de la inauguración de la preciosa plaza de toros de mis suspiros, con su cúpula y sus palmeritas, ante la actuación de los Rollings o Isabel Pantoja, ¡zas!, se nos cuele “Bodorrio por todo lo alto: la Fulgen y el Toni, se nos casan: 22-7-10”. ¿No me digan que no daría un toque surrealista al acontecimiento? Para evitar males mayores y que, luego, la costumbre no nos invada, propongo algunas medidas para paliar este exhibicionismo del “sí quiero”; las enumero por orden, lo cual no quiere decir que se tomen al pie de la letra. Las autoridades, con mayor criterio, pueden actuar como mejor crean. Ahí van: 1. Multa de 300 euros a los novios cuyos carteles aparecen por la calle –sábana mágica, incluida-–. 2. Multa a los padrinos por no avisar a los novios de lo que se avecina. 3. Multa a los padres del novio y de la novia por permitir que los “amigos para siempre” ensucien las calles en un día tan señalado para sus hijos. Y para llevar a la práctica estas actuaciones, sigo proponiendo que una pareja de policías locales se presente en el convite, se acerque con parsimonia a la mesa de los novios y les hagan entrega de la multa, que deberán abonar en el acto, retrayéndolo de cualquier sobre con dinero que siempre se lleva por ahí –todos sabemos–. Además el hecho de que la “poli” irrumpa en el salón otorgaría algo más de emoción a los ya convencionales banquetes, añadiendo un plus de originalidad, y quién sabe, si de glamour. ¡A mi boda entraron los polis con “gualquitalqui”! ¿No me digas? ¡Sí, qué guay.

Antes de acabar quiero transmitirles mi preocupación por el hecho de que esto del sabaneo y demás se extienda a bautizos, comuniones, bodas de plata, de oro, divorcios….¿Se imaginan?: “Luisito nacerá el 2-3-09, por cesárea, ¡hala!”, “Angelines será reconfortada con el santo sacramento de la comunión el sábado 4-5-08, ¡viva Angelines!”. En fin.

Pues nada, señores del monopartito, ¡hagan algo! ¡Prohíban las bodas!, ¡persigan al comando del celo y fotocopia!... Si así lo hacen, les votaré eternamente. ¡Que sean muy felices!... los novios, digo.

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