Abandonad toda esperanza, salmo 127º
En los últimos años viene empujando fuerte una generación de autoras que ha hecho de la narración gráfica una herramienta para conocerse a sí mismas y de paso exorcizar sus demonios interiores. Es el ya comentado caso de Marjane Satrapi o Miriam Katin, cuyos retratos de la mujer en Irán o la huida del nazismo y la consiguiente crisis de fe se unen a la confesión del maltrato sufrido por Rosalind Penfold, la búsqueda de la propia identidad nacional de Johanna Schipper o la relación con su padre y su propia sexualidad que relata Alison Bechdel en la que posiblemente sea la mejor de todas estas obras.
En las páginas de Fun Home el lector descubrirá, como en el retrato familiar del film de Mike Leigh, los secretos y mentiras sobre los que se ha cimentado el hogar de los Bechdel, un matrimonio de profesores y sus hijos que al tiempo gestionan una funeraria y que viven en una casa antiquísima reformada por el padre. Es este último el personaje central de la obra: obsesionado por la restauración de antigüedades y rendido admirador de Francis Scott Fitzgerald, mantendrá un oscuro secreto casi hasta el momento de su temprana defunción. Es sobre este misterio que la autora construye una obra plagada de referencias culturales y resonancias de gran lirismo, y donde rememora una infancia durante la cual sus padres seguían unidos solo por cierto afecto, tres hijos en común e inquietudes culturales afines, accediendo a participar en una mentira consentida y haciendo de la mansión donde vivían un escenario donde representar una vida familiar feliz y placentera. Una realidad esta en la que con el tiempo padre e hija acabarán encontrando en sus sexualidades parejas un modo de acercarse el uno al otro... aunque sea de forma ficticia, después de la muerte del primero, en esta espléndida novela gráfica de la segunda.
Si Fun Home retrata verdades como puños que se escapan por entre las grietas de una gran mentira, El secreto del estrangulador convierte las falsedades de la literatura popular en material para redefinir el artefacto narrativo. Esta última obra de Jacques Tardi, nombre clave de la historieta francesa, dibuja a partir de una novela de Pierre Siniac un París de 1959 azotado por la criminalidad, que campa a sus anchas debido a la huelga general de la Policía. Es en este contexto donde un misterioso asesino, acogido por la oscuridad y la niebla, estrangula a sus víctimas, la primera no por casualidad un actor teatral.
Y es que Tardi también subraya la persistencia de la ficción, desarrollando con maestría una investigación alrededor de un asesino cuya identidad el lector conoce desde el principio, y que entablará una peculiar relación con un admirador del género policíaco dando vida a una suerte de don Quijote y Sancho Panza de la crónica negra. El resultado es un relato que culmina en un sinfín de finales diferentes y explicaciones posibles, al estilo de Agatha Christie, y que pasan por elementos surrealistas, freudianos o de folletín, consiguiendo que el lector se plantee todo lo que ha leído hasta entonces.
Dos obras pues que hacen de algo tan repudiable como la mentira un material de primera calidad con el que trabajar, y cuyas lecturas se nos antojan, como las propias mentiras, inagotables.
Fun Home (Una familia tragicómica) y El secreto del estrangulador están editados por Mondadori y Norma respectivamente.
