Sexo en la ciudad
Sí, yo también he ido a ver la película Sexo en Nueva York y, vaya por delante mi primer dardo, lo tuve que hacer en los cines de Petrer, en el centro comercial de Carrefour y no en el de Villena. ¿Por qué? Pues, simple y llanamente, porque no hay tal centro comercial en nuestra ciudad.
Y no me vengan con cuentos de si es culpa de unos o de otros, que si el PAI de la anterior legislatura impidió la construcción de dicho centro comercial o, si el anuncio del inminente acuerdo entre las empresas que tienen en sus manos la posibilidad de hacer realidad esta necesidad de nuestra ciudad, ha resultado ser un nuevo combate nulo.
Lo cierto es que a todos (y todas, claro) nos interesa ese centro comercial, especialmente a los usuarios y consumidores, pero no lo tenemos. Pero también interesa desde el punto de vista de creación de empleo y fíjese Ud. que no me creo que se vayan a crear 1.800 puestos por este motivo, aunque si son 400 me parece igualmente estupendo. Luego hablamos, si quieren, de la crítica que hacen los portavoces de Los Verdes en este sentido.
Volviendo a la película que les comentaba, he de reconocer que salí bastante enfadado y mosqueado con el personaje protagonista, Carrie Bradshaw. A mi juicio, un ejemplar criticable de frivolidad y superficialidad sin parangón. Una busca novios cuarentona que, casualidades de la vida, sólo se encuentra con pretendientes de alto nivel social y/o económico, porque la duda le asalta tan pronto el novio es, digámoslo así, de clase media y recibe una llamadita de algunos de sus grandes amores, sea el famosísimo artista Petrovsky o el financiero Mr. Big, como lo llaman las amigas de la famosa columnista.
Y contándole esto a mi amigo Aureliano, el tío sentenció de inmediato: Tú lo que tienes es envidia de que la tía esa es millonaria escribiendo una columna semanal en una revista. Pues mire Ud. que no sé si tendrá razón, la verdad es que una escritora de columnas que tiene un armario lleno de zapatos diseñados por Manolo Blahnik o se permite el lujo de regalarle a su asistenta personal un bolso original de Louis Vuitton pues no es el perfil de los columnistas que yo conozco. Y eso de tener asistenta personal, pues ya es el colmo yo daría saltos de alegría si TAmicus, por ejemplo, patrocinase mi columna, para mí no tienen nada que envidiar a los Manolos.
Tiene gracia que en un momento de crisis como el que vivimos, esta película pretenda vendernos un escenario de glamour inaceptable. Curiosamente las amigas de la Carrie menos pobres son cualquier cosa: la que no es socia de un bufete de abogados, es una reconocida publicista (de gran e indiscriminada actividad sexual, por cierto) o es una ama de casa que decidió abandonar su carrera brillante como directora de una galería de arte y dedicarse a su familia cosa que me parece excelente pero que ya nos gustaría a la mayoría con su cónyuge, reconocido abogado de la city, esto el segundo, porque el primero era, nada más y nada menos, cirujano cardiovascular ya lo ven, es como la vida misma en Villena, podrían estar casadas con un pobre informático o un cortador o un yesaire ni siquiera con un columnista de EPdV.
Y hablando de crisis, enlazando con el centro comercial y con la creación de puestos de trabajo y la crítica de Los Verdes al PP, tengo que decir que igualmente frívola me parece dicha crítica cuando los pasos que está dando el Equipo de Gobierno, con mayor o menor éxito, van encaminados, precisamente, a la creación de empleo en nuestra ciudad, tratando de implantar un centro logístico o un centro comercial, por ejemplo. Y aunque las cifras que se publicaron resulten algo abultadas, con la cuarta parte que consiguieran, me daría por satisfecho.