Soluciones fáciles
Decía un forista esta semana que hemos tenido falta de visión al no vender los escombros de lo que fueron los graderíos de la plaza de toros en cachitos, como han hecho con el césped de Camp Nou o el Muro de Berlín. La verdad es que muchas veces uno no sabe qué tipo de personas nos gobiernan hasta que observa sus acciones.
Un momento, ¿no sabía Ud. que han derribado absolutamente todos los graderíos de la plaza de toros? Pues sí, así ha sido. Vamos, que de la plaza de toros de Villena, aquella que levantaron piedra a piedra sus abuelos así nos vendieron la necesidad de su rehabilitación, por respeto a la memoria histórica local sólo queda la fachada.
Y Ud. se preguntará, probablemente, qué es lo que se va a hacer allí. Pues fíjese que no lo sabe nadie y cuando digo nadie, es nadie. Que se sepa así lo denuncia la oposición no hay un proyecto firme salvo que alguien, rizando el rizo, quiera decir que aquello de las palmeritas de crecimiento instantáneo que aparecía en el famoso DVD es un proyecto propiamente dicho. No es mi concepto de lo que debe ser un proyecto pero bueno, ya se sabe que la mayoría absoluta está por encima del bien y del mal.
Pues como le digo, dentro de la plaza no hay nada, como se dice en algún artículo de opinión publicado en EPdV esta misma semana, el olor a historia se lo ha llevado la pala de la excavadora. Los graderíos, otrora motivo de querella, hoy son un montón de escombros. Así se escribe la historia, dependiendo, claro está, de quien sea el narrador.
Volviendo al hilo de mi columna, hablamos de soluciones fáciles, lo que a mi entender no deja de ser la demostración de la incompetencia convertida en gestora, ya sea a nivel empresarial privado o en organismos públicos.
Recientemente se ha publicado que, por sorpresa, varios tour operadores están ofertando Canarias como destino turístico de invierno por 350 euros, dos semanas con avión incluido, frente a los 600 euros de promedio que costaría pernoctar en Benidorm el mismo espacio de tiempo.
Se da la paradoja de que Benidorm, en lo que a nuestro litoral se refiere, ha actuado anteriormente de la misma forma que ahora lo hace Canarias, es decir, ante la falta de mejores ideas, lo fácil ha sido tirar el precio por los suelos aun a sabiendas de que eso es lo que vulgarmente conocemos como pan para hoy y hambre para mañana, porque cuando el cliente se acostumbra a un precio bajo, el proveedor tiene muy difícil su recuperación, llegando a resultar en ocasiones que tienen más pérdidas cuanto mayor sea la ocupación a esos precios.
Tiene, también, un efecto negativo que se prolonga a largo plazo. El perfil del cliente que accede a las plazas hoteleras en estas franjas de precio, es el de un cliente de bajo poder adquisitivo y por ende, de menor gasto durante sus pernoctaciones. En otras palabras, la rentabilidad de dichas reservas es más que dudosa, en todo caso, nítidamente peor que la de aquellos destinos que han sabido mantener un precio razonable y acorde a los servicios ofertados, es decir, la propia tarifa es selectiva del tipo de cliente que va a recibir.
Al final, de lo que me quejo es de la falta de imaginación de estos empresarios que no han sabido proporcionar argumentos mejores que el precio para atraer al turista. Para viaje tan corto no se necesitan grandes alforjas, es decir, para definir esa estrategia, no hace falta pasar por la universidad.