Molestan
A todos los que hablan de los viejos con el desprecio íntimo, la absoluta certeza, que da saber que nunca van a ser esos viejos
Los viejos que tardan en guardar la compra en el carrito mientras ellos miran la hora cien veces en el móvil
Los viejos que cruzan la calle por cualquier sitio que no sea el paso de peatones haciendo que ellos frenen el coche y tarden quince segundos más en llegar a su casa
Los viejos que cruzan la calle por los pasos de peatones y caminan demasiado despacio a propósito para que ellos tarden cinco segundos más en llegar a su casa
Molestan
Los viejos a los que no les da tiempo a cruzar la avenida y terminan pasando cuando el semáforo se les ha puesto en verde a todos los que les gusta salir pisando a fondo
Los viejos que no logran ingresar el dinero en el cajero automático porque no se entienden con las dichosas claves mientras ellos maldicen la mala suerte de que el viejo haya llegado antes y le esté haciendo perder su tiempo que es infinitamente más importante
Los viejos que entran nerviosos en la oficina bancaria buscando a algún trabajador que les ayude a hacer el ingreso para el hijo que en ese momento está indignado porque, en otro lugar y en otra oficina bancaria, está haciendo cola detrás de unos cuantos viejos que no se enteran de nada mientras que él está desesperado porque necesita el ingreso de su padre para pagar el alquiler
Molestan
Los viejos que cada mes, los días 25, se juntan en las puertas de los bancos (y no dejan pasar por las aceras) con su artrosis y artritis, su dolor cadera, su andador, su garrote, su mochila invisible a la espalda encorvada para sacar dinero de esas pensiones lánguidas con las que toca hacer tantos trucos de magia
Los viejos en los parques paseando sin rumbo
Los viejos que se conservan bien porque ¿qué hacen ahí sin hacer nada?
Los viejos y las viejas en la consulta médica con todos sus achaques que no saben muy bien cómo explicar a los facultativos... molestan a quienes tienen la intención de pasar para ver esa blusita mona antes de regresar al trabajo aprovechando el tiempo que les han concedido
Esas viejas pesadas en todas las farmacias con las treinta recetas pidiendo explicaciones que olvidarán seguro dentro de un cuarto de hora… molestan a los muchachos que van a por preservativos y a las mujeres jóvenes que van a por compresas
Las viejas en la panadería que no terminan nunca de tomar decisiones ¿tres donuts? ¿dos cruasanes? ¿una torta de azúcar? La viejas que no saben qué llevar a sus hijos y nietos para los desayunos… hacen perder el tiempo las que solo quieren una barra de pan porque lo de los dulces ya lo compran las viejas
Molestan
Los viejos en los trenes en los cines en los bares en los campos de fútbol en los ascensores en las peluquerías en las piscinas públicas en temporada alta en los hoteles y una vez que han servido la comida en las celebraciones en la vida del vértigo…
Molestan
Si no están recogiendo a los nietos del cole, si no están repartiendo, si ya no tienen fuerza, si no están dimitiendo, si no se están marchando
Molestan
A todos los que hablan de los viejos con el desprecio íntimo, la absoluta certeza, que da saber que nunca van a ser esos viejos
Por: Felipe Navarro