Cultura

Teatro Medieval

Vamos a aprovechar la fiesta que este fin de semana nos ofrece la Feria Medieval. Vamos a hablar del teatro que se desarrolló en esta era. Debemos comenzar de cero. Tras la caída del imperio romano y el dominio de la religión católica se prohibieron todas las formas de teatro. Así que comenzaremos de cero.
El renacer del teatro en la Edad Media toma su forma del nacimiento del teatro griego. Puede que no partamos de cero. Al igual que en los principios del teatro helenista, en las iglesias una figura –corifeo en Grecia– se separó del coro para representar un personaje. En este caso fue el sacerdote el que adoptó la figura de Cristo. Todo, como en Grecia, transcurría mediante cánticos que relataban ciertos pasajes bíblicos. Poco a poco se fueron aportando textos que llegaban a incluir nuevos personajes. Lo que en principio fue sólo música se convirtió en textos, y cada participante representaba a un personaje individual. Y así fueron evolucionando las representaciones hasta que el ingenio del vulgo fue cada vez añadiendo con mayor frecuencia y aceptación del público asistente sarcasmos y escenas burlescas.

Fue éste el modo en que el teatro profano fue expulsado del recinto de la iglesia y liberado en las calles. Los elevados estamentos eclesiásticos no podían consentir que ciertas salidas de tono se dieran en las iglesias, pero por otro lado tampoco querían enfrentarse al cada vez más numeroso público que aplaudía y demandaba aquel divertimento. Así que se prohibieron las representaciones dentro del recinto sagrado pero se permitió su representación al aire libre. Aún así se impusieron ciertas condiciones, como la de que las mujeres no podían salir a escena, asunto que se solucionó contratando jóvenes que hacían de mujeres.

De toda esta evolución del arte escénico destacan algunas características: al inicio el teatro profano se valió de los pórticos de las iglesias y catedrales como escenario. Más tarde, al necesitar el uso de diferentes espacios donde transcurrir las acciones, introdujeron pequeños escenarios que se abrían y cerraban cuando la acción lo requería. También hacían pasar carros decorados y vestidos para representar cierto lugar concreto sobre los que se representaba alguna escena de la obra. Otras soluciones empleadas para transportar la historia de un lugar a otro fueron la participación de un narrador que describía la ubicación de la acción, o el uso de dibujos arcaicos que más tarde derivaron en carteles, o las cortinas que se abrían mostrando ciertos espacios. Con el tiempo a estos múltiples espacios se fueron añadiendo trampillas por las que se hacía aparecer o desaparecer algo, sonidos de truenos o lluvia realizados con toneles y piedras o arroz, y diversos juegos con fuego o agua que eran muy aclamados por el respetable. Como se adivina, de algún modo muchas veces poco ha cambiado la historia.

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