Abandonad toda esperanza

U.S.A.

Abandonad toda esperanza, salmo 146º
Podría parecernos curioso que haya sido un foráneo como Lars von Trier quien decidiera afrontar la dura realidad de la Norteamérica pretérita con una (todavía inacabada) trilogía de películas: tanto Dogville como Manderlay reflejaron en la gran pantalla las miserias humanas que oculta la forja de esta nación tan poderosa como vulnerable.

Pero antes que el cineasta danés, aunque aquí su obra nos haya llegado después, James Sturm creó su particular trilogía sobre los orígenes de lo que hoy son los Estados Unidos de América. Aunque su labor como profesor de cómic, editor, asistente del mismísimo Art Spiegelman en Raw e impulsor de The National Association of Comic Art (dedicada a apoyar la didáctica del medio en la enseñanza superior) han hecho más que su faceta como autor de historietas a la hora de convertirlo en una personalidad sumamente relevante del cómic independiente norteamericano, no hay que dejar pasar la lectura de sus interesantísimas novelas gráficas.

Las dos primeras partes de esta trilogía son El renacimiento y A cientos de pies bajo la luz del día, recogidas ambas en el volumen Encima y debajo, que la revista Time eligió como la mejor novela gráfica del 2000. Se trata de dos relatos de la frontera americana ambientados en 1801 y 1886 y que reflejan las pequeñas miserias privadas que se convertirían en una plaga generalizada a partir del tristemente célebre crack bursátil del 29: basado en hechos reales comprobados, El renacimiento relata la peripecia de una pareja que se dirige hacia Kentucky para asistir a la que acabará consolidándose como la mayor concentración religiosa de la época, con el fin de solicitar la resurrección de su hija a un célebre predicador; por su parte, el segundo relato narra la explotación minera de un pequeño pueblo de Idaho marcada por un cruento enfrentamiento entre norteamericanos y chinos abocado a la tragedia.

Mucho más interesante resulta todavía el relato que cierra la trilogía: El asombroso swing del Golem. De igual modo a como lo haría Paul Auster, que en uno de sus ensayos señalaba al béisbol como su deporte favorito por parecerle la disciplina deportiva más parecida a la vida real, Sturm utiliza este deporte para retratar los años inmediatamente anteriores a la Gran Depresión que asoló la nación, a través de las desventuras de un equipo de béisbol judío que recorre los estadios del país enfrentándose a la creciente ola de antisemitismo.

Por aquel entonces la película alemana El Golem, protagonizada por una criatura mítica propia de la cultura judía, se mantuvo en la cartelera de Nueva York casi un año entero. Dado este éxito, y solo para solventar ciertos problemas económicos, un jugador accede a vestirse con el mismo traje que llevó Paul Wegener para interpretar a la criatura del film. A partir de esta anécdota, el autor retrata la dificultad que experimenta todo un pueblo a la hora de adaptarse y ser aceptado, ya sea por la ignorancia de los otros... o por la propia incapacidad de comprenderse a sí mismo, una incapacidad que convierte a un yanqui como Sturm en la excepción que confirma la regla y al forastero Von Trier en un caso menos curioso de lo que en un principio parecía.

Encima y debajo y El asombroso swing del Golem están editados por La Cúpula.

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba