Se cumple justo ahora un año de la inesperada y arrolladora victoria de los Verdes en las últimas elecciones municipales, es decir, el primer año de gobierno en solitario de una fuerza política pequeña y simpática, al principio, que por diferentes motivos ha pasado a convertirse en una de las más respaldadas de la historia de nuestra democracia.
Evidentemente, y con tres años de mandato aún por delante, resulta demasiado pronto para valorar el desempeño de este equipo de gobierno, pero sí es un buen momento para hacer un alto en el camino e intentar realizar un balance de estos doce meses de gobierno ecologista, algo que hacemos en la extensa entrevista con el alcalde que publicamos en la presente edición.
Son muchos los problemas surgidos durante este tiempo pérdida de patrimonio natural de la ciudad, polémica por el uso de animales en festejos populares, problemas por los ruidos causados por las sedes festeras o el propio ayuntamiento en sus eventos, retrasos a la hora de afrontar averías como la del pozo San Francisco o el pago de ayudas como las del proyecto Xarxa Llibres , así como persisten otras cuestiones ya arraigadas como las basuras, los malos olores o el ferrocarril, ante los cuales el alcalde, Francisco Javier Esquembre, se muestra tranquilo, apostando por su guiso a fuego lento y consciente de que el tiempo, en esta ocasión, juega a su favor, pues la definitiva eliminación de la deuda le va a dejar un importante margen de maniobra en los dos últimos años de legislatura.
En cualquier caso, ese es el balance del propio Esquembre. Otro bien distinto es el que hace la oposición, con quien hablaremos en nuestro próximo número. Y tras escuchar todas las opiniones, serán ustedes los que deban hacerse el suyo propio.
