Editorial

Un debate necesario pero inoportuno

Como es habitual, cuando llegan estas fechas parece obligatorio que toda conversación y polémica gire alrededor de las cada vez más inminentes Fiestas de Moros y Cristianos, ya sea a cuenta de la celebración o no de una corrida de toros o, como ahora nos ocupa, debido a las decisiones y sugerencias del equipo de gobierno Verde respecto a la igualdad y el lenguaje inclusivo.
Como podrán ver nuestros lectores, gran parte de esta edición está dedicada a dichas polémicas, que han venido a acabar de encender unos ánimos ya caldeados tras el surrealista episodio del pergamino de la Mahoma del pasado mes de mayo, y que giran en torno a la aprobación por parte del equipo de gobierno de las bases que abren la puerta a que los hombres puedan desempeñar la figura de Regidor de Fiestas o las sugerencias para cambiar el nombre de espacios (Casa Festera por Casa del Festero) o actos oficiales de Fiestas (homenaje a los festeros fallecidos).

Respecto a lo primero, y con la Constitución en la mano, poco más cabría decir. Y tampoco mucho más respecto a lo segundo, porque en el fondo, todos estaremos de acuerdo en que cuanto más igualitarias e inclusivas sean nuestras Fiestas, mejor para todos.

Pero desde luego, lo que sí puede ser un error es plantear estas cuestiones por las bravas, amparados en la mayoría absoluta y a escasos dos meses de Fiestas, cuando hubiera sido mucho más sencillo convocar a todas las partes implicadas y empezar a hablar el próximo 10 de septiembre con la tranquilidad de tener un año por delante para dialogar y buscar consensos, que si siempre son necesarios, más aún lo son cuando afectan a algo que es tan de todos como nuestras Fiestas.

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