Un estudio internacional intentará determinar el origen del oro del Tesoro de Villena
El parón en las excavaciones por la pandemia ha servido para profundizar en la investigación e internacionalizar los estudios sobre el Cabezo Redondo
Tras un paréntesis de un año debido a la pandemia, este año se ha recuperado la campaña de excavaciones en el yacimiento arqueológico del Cabezo Redondo, que según el catedrático Mauro Hernández, se han centrado en dos aspectos clave:
Por un lado, se ha excavado la parte más elevada del cerro, la primera que fue ocupada, mientras que otro grupo ha trabajado en la parte media-baja, para estudiar la evolución del poblado, arrojando la campaña resultados de “gran interés”, decía el catedrático.
Así, en la zona baja se ha encontrado una nueva habitación, con una estructura diferente a las conocidas hasta ahora, muy posiblemente relacionada con un telar hallado en campañas anteriores. Por su parte, en la zona de arriba se ha podido delimitar el perímetro ocupado para poder empezar a investigar cómo era y funcionaba ese primer espacio ocupado del poblado.
Además, se ha podido encontrar interesantes materiales, como cerámicas y huesos, que permitirán complementar la investigación sobre el yacimiento, y de los que se informará detenidamente a los participantes en las Jornadas de Puertas Abiertas del yacimiento que se celebrarán los días 24 y 25 de julio.
Empuje a la investigación e internacionalización del yacimiento
El parón en las excavaciones no ha significado un parón en el estudio del yacimiento, más bien al contrario. Según Gabriel García Atienza, codirector de las excavaciones, “nos ha dado tiempo a profundizar en el análisis y las investigaciones de todos los hallazgos surgidos hasta el momento así como impulsar el conocimiento a nivel internacional del Cabezo, uno de los yacimientos más importantes del segundo milenio antes de Cristo”.
Una de esas líneas de internacionalización ha permitido vincular la investigación al Max Planck Institute de Alemania, que a través de la bioantropología (estudio genético de los restos arqueológicos) ha permitido determinar la presencia de pandemias en la época. Así, un estudio sobre la hepatitis B en los últimos 10.000 años ha confirmado que también se dio en el Cabezo, algo que permitirá reconstruir los flujos migratorios y el intercambio de genes por toda Europa. El resultado de este estudio se publicará en breve en la prestigiosa revista Science.
En busca del origen del oro del Tesoro
Pero si hay algo que destaca en torno al Cabezo son el Tesoro y el Tesorillo de Villena, que durante los próximos 4 años van a formar parte de una investigación, financiada en parte por el Plan Nacional de Investigación y desarrollada por la Universidad de Toulouse (Francia), que permitirá “caracterizar el oro del Tesoro y el Tesorillo de Villena, así como el de otros hallazgos, y compararlos”.
Algo así ya se hizo en los años 60, pero la capacidad de análisis e investigación, así como las nuevas técnicas, van a permitir ahondar mucho más y resolver una de las dudas más relevantes. ¿De dónde procede el oro con el que se hizo el Tesoro de Villena? Hasta el momento existen varias teorías –descartando que viniera del Vinalopó, que nunca ha tenido oro–, como su procedencia del sur de Portugal, el mediterráneo o Europa central. Ahora, decía Atienza, gracias al análisis de su composición y a las bases de datos sobre oro que existen en la actualidad, “vamos a poder saber de dónde viene y también tener mucha más información sobre esas formas tan extraordinarias y ese acabado tan perfecto de las piezas”.
Además, concluía, existe otro estudio sobre las cuentas de pastra vítrea (también conocida como cerámica egipcia vidriada) y los marfiles encontrados en el yacimiento que permitirán avanzar en el conocimiento de las rutas de intercambio en el mediterráneo de la época.