Fiestas

Un Moro Nuevo llamado… José Arnedo de Ves, ‘El practicante’

El pasado abril José Ignacio Rodes me propuso escribir un artículo sobre los Moros Nuevos para incluirlo en “El Huevón” y recordé que en casa de mis padres había una fotografía que era la única festera expuesta en toda la casa. A día de hoy es la única en la que aparece mi padre vestido de Moro Nuevo y desfilando, por lo que me apetecía escribir sobre ella por lo atípico, sorprendente e inaudito… La fotografía es de 1960 (¿1957?) y los cargos, apenas visibles, fueron Regino Coloma (capitán) y Antonio Azorín Juan (alférez y visible su cara); todo parece indicar que era día 9 y de ahí que aparezca un segundo capitán con banda.
José Arnedo de Ves, mi padre, nació en Almansa el 14 de noviembre de 1938; lo hizo en Almansa porque su madre y abuela mía, Ana María de Ves Arráez, era almanseña. De su padre y abuelo mío, Vicente Arnedo Navajas “el practicante”, aunque falleció en 1984, todavía hay gente que me lo recuerda. Aunque parezca que de practicantes va el tema no es así porque mi padre era A.T.S. (Ayudante Técnico Sanitario con carrera universitaria de tres años cursada en Valencia). Amante de la milicia y de las armas; fundador en Villena del Tiro Olímpico Nacional en los años 60 (con José García Esquembre), falangista convencido de unos ideales que Franco enterró bien pronto pese a lo que algunos se crean, secretario del Frente de Juventudes muchos años y devoto de los campamentos que organizaban (trabajo, playa, agrícola, forestal, etc.), deportista, cazador, pescador, comprador de libros y lector empedernido de temas histórico militares y sorpresa: amante del jazz en su juventud.

Por lo que respecta a los Moros Nuevos y mi padre, la pregunta del millón directa y sin analgésicos: ¿cómo es posible que saliese de Moro Nuevo? El que lo haya conocido estará absorto y pensativo… Lo que es ser festero mi padre ni lo fue ni lo quiso ser; las cosas claras. Sin embargo nuestras fiestas lucen “armamento” y ahí sí que se producía la cuadratura del círculo. Una de sus frases míticas cuando hablaba de fiestas al cabo del año, lo cual le ocupaba unos 6,5 minutos como mucho, era la siguiente y cito textualmente: “Yo salí en fiestas para disparar con el arcabuz”. Pero para ello necesitaba ser festero y un arcabuz; lo primero lo solucionó con el traje de un primo segundo, Antonio Navajas García. Y en cuanto al arcabuz ni idea pero lo consiguió. Siempre dijo que salió de Moro Nuevo dos años y no recordaba si se dio de alta o no pero sí que no pagó las cuotas porque no se las quisieron cobrar; sospecho de la sombra de mi abuelo. De los dos años el primero salió desfilando y disparando; el segundo hizo lo único que le interesaba que era disparar. Pese a que todos los años ponía en marcha su matraca con los moros, no creo que nadie se lo creyese... hasta que apareció la fotografía.

Una de sus batallitas más repetidas era la siguiente; incluso le hacía cierta gracia cuando la contaba, lo cual ya era sorprendente. El primer año que salió la directiva del momento le encomendó, antes de la Entrada, recoger a la madrina de su casa y acompañarla. El caso es que al salir a la calle vestido de moro en sus primeras fiestas como tales, pensó lo que pensó y ¡fue a buscarla en taxi! Cuando lo vieron aparecer motorizado, los presentes pensaron que le había pasado algo y no podía andar. Y de la entrada recordaba que en las paradas que se hacían, toda la comparsa bebía de barriles o garrafas de vino de cierta envergadura, él precisamente que siempre destacó por no beber ni una copa de más; siempre aplicaba aquello que tanto le gustaba cantar de “impasible el ademán” (los mayores me entienden). En su descargo decía que eran sus primeras fiestas y que “cuanto más bebía, menos contento iba”. Y de él me lo creo.

Otras frases rotundas eran "El día 5 cuando recibimos a la Virgen tiré toda la pólvora que tenía preparada para fiestas” o “Fui a todos los actos en los que se disparaba”; obvia decirlo pero se las apañó para encontrar más pólvora y seguir disparando. Acto seguido pasaba al detalle minucioso de cómo hizo los cartuchos de papel para la pólvora con su hermano Toni, la caña para modelar los cartuchos de papel de periódico, la medida de pólvora con un cartucho de caza recortado, los dobles del papel y todo el protocolo de carga antes de apretar el gatillo. En 48 años de festero nunca he conocido a nadie que me haya dicho que salió de festero para disparar con un arcabuz; miles lo hicieron por desfilar o la juerga pero ¿conocen alguno que lo hiciera para disparar con el arcabuz? Pues ya lo tienen: la excepción que confirma la regla.

Como lo único que le interesaba era pegar tiros, pronto abandonó las fiestas y dicho por mi madre “si un día veíamos un desfile, pocos, era para ver a los Moros Nuevos por tu padre y a vosotros”. Creo adivinar que pese a que sólo desfiló dos años con vosotros, algo quedó.

La vida pasó rauda y rodeado de los suyos, los que verdaderamente nunca lo dejamos irse, por ley natural mi padre se marchó a disparar quién sabe dónde el 30 de junio de 2017.

Buen servicio a la nueva directiva y un deseo para toda la gran comparsa de Moros Nuevos: ser felices porque es la mayor de las virtudes que un festero puede atesorar en vida.

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