Ciudad

Un museo del futuro para albergar el esplendoroso pasado de Villena

El alcalde, Francisco Javier Esquembre, la edil de Cultura, Isabel Micó, y la directora del Museo Arqueológico, Laura Hernández, han informado sobre las obras de rehabilitación del edificio de la electro-harinera y su transformación en el futuro Museo de la Ciudad, una actuación de casi tres millones de euros y con un comienzo inminente.
Micó recordaba que “aunque no es momento de invertir tanto dinero en una actuación así, se trata de una subvención finalista incluida en su día en el Plan Confianza de la Generalitat y no se le puede dar otro uso, por lo que no queda otra que hacerlo si no queremos perder ese dinero y muy posiblemente también el edificio, que cada vez está más dañado”.

Además, la edil pedía perdón por anticipado a los ciudadanos, pues “se van a causar importantes molestias al tratarse de una zona crítica para la circulación en coche en nuestra ciudad”. La obra va a necesitar un perímetro de seguridad que rodee todo el edificio, por lo que se van a suprimir los aparcamientos en la calle Madrid, y además, para hacer el derribo de las construcciones anexas a la antigua electro-harinera se va a cortar totalmente la circulación, convirtiendo la Corredera en una vía de doble sentido. Para minimizar molestias, dichos derribos se harán en domingo, explicaba la edil, “y calculamos que serán necesarios dos o tres domingos para concluir los derribos”, decía, añadiendo que “va a ser complicado, pero no se puede hacer de otra forma”.

Recuperar el edificio entero; musealizar la primera planta
Por su parte, Laura Hernández explicaba la actuación, “una primera fase que supone un 20% del total del proyecto”. Valorada en 1.800.000 euros, más IVA, más casi 600.000 euros en mejoras ofertadas por la UTE ganadora de la adjudicación –los gastos corren al 100% a cargo de la Generalitat Valenciana– y que con un plazo de ejecución estimado de 12 meses contempla el derribo de los edificios anexos, la construcción de un sótano, la recuperación total del exterior del edificio (fachada, cubiertas, cerramientos, ventanas…) y el arreglo completo de la primera planta, que contará con salas de exposiciones permanente y temporal, salón de actos y cafetería.

Para una segunda fase, que por ahora no cuenta ni con presupuesto ni con plazos, se completarían el resto de instalaciones interiores, añadiendo laboratorio, aula para realizar talleres didácticos y biblioteca, que unirá los fondos del Museo Arqueológico y la Fundación José María Soler, pues ambas entidades trasladarán sus instalaciones al nuevo edificio. Como hitos arquitectónicos, el proyecto contempla el derribo del edificio blanco que ahora hace esquina con las calles Madrid y Trinidad, frente a los Piratas, desde donde se accederá al Museo y la cafetería a través de una nueva plaza pública, y en el otro extremo, lindando con el Paseo Chapí, una fachada acristalada y llena de vegetación que permitirá el tránsito entre las distintas plantas del edificio. Las nuevas instalaciones serán eficientes energéticamente, con placas fotovoltaicas en la cubierta e iluminación led en el interior, y la musealización será “novedosa y atractiva”, añadía el alcalde.

“Mayor valor museístico, económico y turístico”
Por último, Esquembre mostraba su satisfacción por el comienzo de las obras, recordando la “reivindicación permanente que se ha hecho desde el ayuntamiento para no perder ni este dinero ni este proyecto”. El alcalde calificaba de “complejo y difícil” el proyecto, pero aseguraba que “valdrá la pena a medio plazo porque nos va a permitir unir todo nuestro patrimonio museístico en un espacio que permitirá aumentar el flujo turístico y potenciar nuestra capacidad de exhibición, lo que aumenta el potencial museístico, económico y turístico de nuestra ciudad”.

“Todo lo que tiene que ver con nuestra identidad histórica acabará recogido en este Museo” –explicaba el alcalde, recordando que los fondos etnográficos de Jerónimo Ferriz también se exhibirán en las nuevas instalaciones–, “que será como ir del pasado al futuro, pues un edificio ejemplo de la arquitectura industrial de finales del siglo XIX acogerá nuestro pasado arqueológico y todo lo que desde entonces tiene que ver con nuestra identidad como ciudad”, concluía.

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